¿Existe el Ecologismo?

Por qué el ecologismo silencia los principales problemas y respuestas ante la mayor crisis de la historia.

Por qué el ecologismo silencia los principales problemas y respuestas ante la mayor crisis de la historia:(1) la transición a dietas vegetales, (2) el decrecimiento profundo y (3) el abordaje democrático y urgente a la superpoblación.

¿El Titanic se hunde y le ponemos parches? Esta charla desmonta el supremacismo humano en los movimientos ecosociales y propone un cambio de paradigma total.  Se hace una exhortación a las bases del ecologismo para romper el muro de silencio, salir de las políticas de parches, abrazar un cambio sistémico profundo, y dejar de pisar el acelerador en la autopista a la Extinción.

Incluye presentación de la Carta Abierta a las Grandes ONGs ecologistas, y del libro Metacuerpos: Un contrapocalipsis.

Postludio: Por qué el ecologismo no existe, y qué hay que hacer para que empiece a existir.

La conferencia acabó con una trifulca entre Pedro Costa Morata y yo. La intervención de Costa, conocido ecologista, en respuesta a la charla, vino a demostrar lo que en la charla se denuncia, representando de hecho un ejemplo arquetípico de lo que se denuncia, por lo que ofrecemos a continuación un comentario detallado, a modo de ejemplo extrapolable a tantos otros líderes y cúpulas ecologistas.

Comienza Costa interrogándome sobre mi ideología, con motivos no del todo claros de cuestionamiento personal que al parecer se le abortaron al entender mi anarquismo sui generis, proveniente de la izquierda y exigiéndole a esa izquierda que deje de ser una farsa. Resulta curioso en todo caso su interrogatorio en alguien que ha dado tantos bandazos, como claro oportunista político, con un Premio Nacional de Medio Ambiente dado por el gobierno de Aznar para después saltar a la política con IU-Los Verdes, que por cierto gobernaban con el PSOE en la Junta de Andalucía cuando inició mi lucha contra el hotel del Algarrobico y no hicieron nada por pararlo, al revés, lo que quizás tuvo que ver con la manera en que ciertos grupos ecologistas se opusieron a que yo iniciara en solitario la batalla que paralizó el hotel, grupos que después se quisieron colgar medallas y ningunear a Salvemos Mojácar, que lo había parado en solitario.

A continuación afirma que todo lo que he dicho en la charla ya lo conocían, en plural, hablando por toda la sala (clásico paternalismo), e insistiendo en todo caso en que él sí lo conoce. Pero esto se contradice con las desinformaciones por él mismo vertidas en su charla, anterior a la mía, cuando ha dicho que la ganadería extensiva no debe ser culpada de emisiones de metano ni representa problema alguno, siendo el modelo “bucólico” que habría que defender. En mi charla demuestro con datos incontestables que decir esto es inaceptable. Desde luego sería muestra de una ignorancia inaceptable por parte de un líder ecologista desconocer que decir esto es un disparate gravísimo. Pero si Costa afirma conocer la realidad, entonces las afirmaciones vertidas en su charla son aun mucho más graves: son una distorsión deliberada, grave y consciente de la realidad, con la intención a mi juicio indudable de desinformar a las bases del ecologismo, tal cual yo precisamente he denunciado en mi charla, distorsión que se viene haciendo tanto al servicio del lobby ganadero como de los propios privilegios carnívoros de l*s supremacistas humanos que copan las cúpulas ecologistas.

Dice a continuación que lo único que añado es el lenguaje sobre la extinción, el apocalipsis y el holocausto, que después critica, seguramente porque el sr. Costa es, como buen patriarca supremacista humano y machista, un negacionista que no quiere cuestionarse privilegios y que, en el caso de que realmente conozca, como debería, la gravedad de la crisis, no duda en desinformar a las bases del ecologismo, con discursos tibios que eluden el problema de fondo; distrayendo, eso sí, con sus clásicos exabruptos contra todo ecologismo que no sea el que él predica; y que por supuesto niegan que la ganadería, acuicultura y pesca sean Holocausto alguno: negacionismo puro, promovido por un líder ecologista reconocido, tal cual yo precisamente denunciaba en mi charla.

Continúa quejándose de que he hecho una reivindicación de la solitaria y a menudo ninguneada labor de Salvemos Mojácar, empezando por su histórica paralización del hotel del Algarrobico, lo cual resulta extraño si tenemos en cuenta que su charla en las anteriores jornadas de diciembre de 2023 fue una larga reivindicación y autoalabanza de su propia trayectoria (¿quizás él es el único con derecho a reinvidicarla?) y en la que por cierto me inspiré para hacer mi propio y mucho más breve recorrido histórico este año.  Quizás también le ha molestado porque su grupo fuera quizás uno de quienes han ninguneado la tarea fundamental de SM, gracias a quien hoy Almería tiene un icono internacional de la lucha ambiental. ¿Se percibe acaso rivalidad, envidia, o afán de protagonismo tal vez? Juzguen ustedes.

Igualmente resulta contradictorio que a continuación se queja de mi ataque al ecologismo, diciendo que le tengo algo así como manía obsesiva …como si este ataque se hiciera desde fuera, siendo yo no menos ecologista que él y habiéndose aclarado en a charla varias veces que es autocrítica interna… y contradictorio porque él mismo siempre se dedica a echar críticas furibundas a todo lo que no encaja en su propia visión del ecologismo. De nuevo tenemos al patriarca que se cree en posesión del derecho exclusivo a criticar y sentar cátedra y que, por supuesto, no admite que le enmienden la plana a él.

La deriva de sus ataques, jalonados por mandatos machistas de “cállate”, extendiéndose e impidiendo a otras personas tomar la palabra, que tanto le gusta ostentar, en sus largas conferencias llenas de exabruptos a diestro y siniestro, alcanza nuevas cotas de desatino cuando empieza afirmar que estoy fuera del ecologismo, que debería integrarme en él… ¿En cual, el suyo?… Pero ¿no se quejaba de que hubiera hecho alarde precisamente de mi larga trayectoria ecologista? ¿En qué quedamos? ¿No será él quien ha perdido la noción de lo fuera del ecologismo que sus posturas ya se sitúan?

Inadaptado social con problema mental, y excremento ecologista

Pero la cosa escala mucho más cuando me dice que el problema es simplemente que soy un inadaptado social, y que tengo un problema mental: aquí Costa se retrata como lo que es, un machista violento y conservador, una persona sin ética alguna, que en respuesta a un cuestionamiento hiperargumentado cae en la estrategia clásica de la ultraderecha: el insulto y descalificativo personal, de la peor clase, patologizando y tachando de enfermo mental a quien cuestiona sus esquemas, todo ello por supuesto sin aportar argumentación alguna: pura cultura tóxica del lodazal político que él por lo visto conoce bien y sabe como activar para desacreditar al enemigo, si bien conmigo tal vez no ha funcionado.

A esto por cierto contesté que me alegro de no ser un adaptado a una sociedad como la que él parece representar y defender, manteniendo el statu quo con una farsa ecologista. Por supuesto que reivindico mi indaptación a sociedades y movimientos como los suyos. Si no fuera por les indadaptades como yo la sociedad se encallaría en el eterno feudalismo.

Par colmatar esta deriva tan desatinada me acusó de carecer de ética ecológica, que, según él, al parecer, consiste en plegarse a los mandatos de líderes autoritarios como él y al statu quo social imperante, sin dar signo alguno de inadaptación al mismo. ¿Pero ante todo, cómo puede alguien que reduce a una injuria su contraataque a los argumentos profusos de mi charla, considerar que puede darle a nadie la más mínima lección de ética? Patologizar, desde su “cátedra” autoritaria y condescendiente, calificando de enfermo mental al oponente, es el grado máximo de bajeza inaceptable y de falta de ética que se puede tener en colectivo alguno que se precie, pero está claro que de esta ética los patriarcas como Costa no tienen idea ninguna. Una actuación así debería bastar para inhabilitarle en cualquier movimiento con capacidad de respuesta que se precie.

Por si aun faltara algo, también, antes de irse, me acusó de no tener “ni idea”… ¡por citar al IPCC!… cuyos informes estarían “trucados”… Pero eso es precisamente lo que yo había denunciado en mi charla: trucados por el lobby ganadero del que Costa parece ser un altavoz.

Cabe añadir que el Sr. Costa no tiene mucho sentido del humor y que tiene nula capacidad de autocrítica, a diferencia del resto de las presentes, que manifestaron después gran interés en la charla pero a quienes no dejó tiempo de que hablaran en su afán de copar el debate con su intento de desacreditarme sin argumento alguno y con ataques personales bajos e injuriosos.

No sería difícil devolverle de su propia moneda intentando hacerle ver que si alguien tiene problemas serios, con su ego y su violencia, con su manipulación del ecologismo y autoritarismo, con su visión distorsionada y distorsionante de la realidad, es él, y con efectos nefastos en su entorno ecologista del que solo parece preocuparle su ego, pero no voy a entrar a un debate tan bajo.

Lamento solo, por respeto a les organizador*s y resto de asistentes, haber entrado al trapo con una trifulca a voz en cuello y haberme rebajado a su nivel al llamarle “excremento ecologista” al final. Debo decir que iba preparade para la polémica, que preveía, pero este nivel de manipulación e injuria me sacó de quicio, en su intento de desacreditar y reventar la charla, con condescencia paternalista, e impidiendo debate alguno al final. La próxima vez iré preparade incluso para ello. De todo se sacan aprendizajes, incluso de esto, sobre todo de esto.

¿Cuál es la lección que las bases del ecologismo pueden extraer de esto?

Lo importante es que esta “performance” de Costa es un retrato perfecto de lo denunciado por mí en la charla: la inexistencia hoy de un ecologismo crítico y la manera en que las cúpulas ecologistas censuran de forma sistémica todo lo que cuestiona el statu quo de sus líderes supremacistas que se esmeran en salvaguardar solo su malganado prestigio y sus privilegios. No digo que todo lo que estos han hecho sea desechable, claro se han hecho cosas importantes, como la lucha contra las nucleares en el caso de Costa, pero deberían abrazar la autocrítica y las limitaciones de sus enfoques ante la situación actual, en gran medida causada por la estrechez de miras del ecologismo histórico que representan.

¿Cuál es la lección que las bases del ecologismo pueden extraer de esto?: Que deben dejar de seguir a falsos dirigentes cuyo discurso obsoleto nos lleva al abismo.

No es de extrañar que Pedro Costa se sintiera interpelado en los más íntimo por el cuestionamiento radical de mi charla: pero ha demostrado la incapacidad del ecologismo dominante de corregirse. Hace falta una renovación total dese las bases.

Yo también he estado en ese ecologismo de parches, aunque siempre fui ya la incómoda que ponía el dedo donde otr*s no querían, atacando los mayores proyectos urbanísticos de la comarca del Levante Almeriense, que nadie más quería atacar, en plena burbuja inmobiliaria, por eso se paró el Algarrobico; y no hay que dejar las luchas que tenemos en marcha por cosas concretas, por árboles concretos; pero he evolucionado mucho más allá, y sigo haciéndolo día tras día. Ahora intento ver el bosque más allá del árbol.

Le tiendo la mano a Pedro Costa (y resto de “líderes ecologistas”)… para ayudarles a levantarse de su cátedra y que dejen paso al viento fresco que otras traemos, con aires muy necesarios de renovación. Si no se levantan motu propio, otras les quitarán de su sillón. Costa y tantos otros líderes ecologistas deberían entender que es hora de asumir que su tiempo ha pasado, que su discurso es incapaz de hacer frente al desafío actual y que están lastrando el ecologismo.

El ecologismo no existe, en parte, por la narrativa distorsionada que promueven líderes patriarcales, supremacistas, machistas y negacionistas, estafando a las bases y embarcándolas en una farsa que es un suicidio colectivo.

Solo cabe esperar que las bases reaccionen, se rebelen contra estas falsas autoridades y se sumen a las corrientes renovadoras que quieren quitarse la venda de los ojos, que quieren asumir el reto real que tenemos, en vez de seguir disociades psicóticamente de la realidad que colapsa a nuestro alrededor. El interés que la charla al parecer despertó en el resto, demuestra que hay esperanza en las bases del ecologismo y que el problema son en gran medida sus cúpulas y líderes, y la criminal desinformación que practican.

El ecologismo solo empezará a existir cuando salgamos de la ilusión de Matrix y nos pongamos todes a trabajar en un cambio sistémico total.

Ha llegado el tiempo del verdadero ecologismo, que solo puede ser antiespecista, transfeminista, lgtbiqa+/queer, antipatriarcal, descolonial indigenista, anticapacitista, anarquista y antiautoritario y dedicado a desmontar sin piedad el lastre del supremacismo humano, trabajando por otro ideal muy distinto. Un ecologismo de l*s inadaptad*s.

Pero no tenemos ni un minuto que perder: ¡sumaros todes ya al cambio!