Filosofia (anti)Viral:
¿Es posible la crítica en tiempos de pandemia?
Jaime del Val
Presentación del ciclo
https://www.ucm.es/clepo/ciclo-de-debates-online-filosofia-antiviral
UCM – 10 junio 2020
Este ciclo se inscribe en el conjunto más amplio de actividades que estoy promoviendo desde el Foro Metabody 2020 en torno a aproximaciones críticas a la pandemia desde el cuerpo. Desde la irrupción de la COVID 19 me di cuenta del potencial y la urgencia de la cuestión del cuerpo y de los debates posthumanistas. Dado el rampante humanismo del discurso mediático y el rampante transhumanismo de la aceleración en la transición tecnológica ya preexistente, pero acelerada aun mas por la pandemia, me parecía urgente encender los debates al respecto y creo que lo seguirá siendo durante largo tiempo por múltiples motivos que están ligados al tema propuesto como ahora veréis.
En el marco más amplio de actividades del Foro Metabody 2020 a este respecto le propuse por tanto a Mariano Rodríguez y Oscar Quejido hacer algo juntos en la línea de las colaboraciones entre Metabody y el seminario Nietzsche que hacemos casi cada año, y de nuestras charlas salieron los temas propuestos. Quiero agradecer a ambos que hicieran suya la propuesta y el trabajo de organización que han realizado para ello.
El titulo que propuse para el ciclo lo desgranaré en mi intervención, pero quiero anticipar que es algo equivoco ya que en absoluto implica directamente una filosofía sobre el coronavirus de la COVID-19 o contra él: alberga una doble clave posthumanista relacionada con nuestra imbricación con dos tipos de metacuerpo planteario: por un lado el metacuerpo viral, que es y ha sido una potencia de mutación en la evolución, y que expone nuestra composición, mestizaje e intimidad molecular. Por otro el algorítmico, por el que entiendo la tendencia milenaria a reducir el movimiento a secuencias codificables y que es por tanto una potencia no de mutación sino de reducción -una fuerza reactiva contraevolutiva- que se expresa en los mal llamados medios virales, que movilizan modos de contagio gestual homogéneo en lo que llamo el pancoreográfico, autenticas pandemias de las que Facebook es un ejemplo paradigmático y que dificultan la crítica como movimiento de mutación. Se trata por lo tanto de una ontología del virus, de problematizar que es lo viral, o qué diversos tipos de movimiento puede implicar.
El problema por tanto es siempre el movimiento y la crítica no puede nunca reducirse a pensar en términos puramente ideológicos o desencarnados anclados en puntos fijos de visión, se trata de pensar como cuerpos en movimiento. Crucial será entender los tipos de movimiento de cada uno de estos metacuerpos que nos componen, sus tipos de pensamiento y la multitud de otras posibilidades que se pueden movilizar. La doble filosofía viral y antiviral que propongo será viral en tanto que recupere y lleve más allá la potencia de mutación que los virus expresan, y antiviral en tanto que contrarreste la potencia de reducción de los movimientos algorítmicos y las pandemias mediales, donde nuevos modos de pensar implicaran nuevos modos de moverse, menos reductivos: un problema a la par evolutivo y metafilosófico. Más tarde les voy a proponer maneras concretas y elaboradas de llevar a cabo esta propuesta metafilosófico y de pensamiento como movimiento y como cuerpo.
Como estoy abordando y desgranando este complejo problema en múltiples proyectos de investigación, creación y organización de eventos y actividades por todo el mundo desde hace años lo podeis encontrar en mi web y en la web de Metabody cuyo link está en la web de este ciclo y os invito a participar en las otras actividades propuestas. Tiene que ver también con la propuesta del Metahumanismo que desde 2010 lancé junto a Stefan Lorenz Sorgner y del que ahora celebramos el 10 aniversario.
EL VIRUS, NUESTRO ALIADO
PARA MUTACIONES METAHUMANISTAS
A medida que el planeta se acelera, a través de la pandemia, en la tendencia preexistente hacia una gubernamentalidad algorítmica, es urgente superar tanto las nostalgias humanísticas de “salvar a la humanidad” del enemigo común y las distopias transhumanistas de control. Se diría que con la pandemia se hacen visibles y se refuerzan todas las principales formas de dominación conocidas siguiendo a Deleuze y Foucault: la necropolítica se sociedades soberanas que decide como administrar la muerte; la biolpolítica de sociedades disciplinares que ejerce todo tipo de confinamientos y economías estrictas de movimiento y distancia corporal, para optimizar el rendimientos de la vida en función de ciertos patrones de beneficio económico; y lo que siguiendo a Brian Massumi podríamos llamar el ontopoder, que yo asocio las sociedades de control, que se basa en anticipar el futuro, partiendo de un modelo cibernético de medición, predicción y reorientación del movimiento, capturando cada variación potencial y cada flujo antes inútil de deseo, donde siguiendo a Deleuze el individuo deja paso al dividuo, donde devenimos flujos estadisticos agregados de una superestructura plantearia de caracter algorítmico, lo que llamo el hypercyborg planetario. El ontopoder, que opera no en lo ya definido sino en lo emergente, implica la continua producción de lo nuevo como forma esencial de una dominación dinámica que se basa en convertir continuamente el movimiento en patrones siempre nuevos, pero para ello hay que reducir crucialmente la compleja indeterminación del movimiento, orientándolo con multitud de interfaces.
Es un hecho que las corporaciones tecnológicas se están beneficiando enormemente de nuestro confinamiento en esta prisión global, domiciliaria y digital, lo que Stefan Sorgner llama el Panóptico de Internet. Lo que podría haber sido un proceso de años o décadas de transición se ha acelerado y reducido a unos meses. Esto forma parte de la dinámica de lo que denomino Algoriceno, era de algoritmos como tendencia milenaria a reducir el movimiento a secuencias codificables y que es por tanto una tendencia contra-evolutiva, no de mutación sino de reducción. Desde lo que llamo filosofía radical del movimiento y resonando con la bióloga Lynn Margulis, propongo que la evolución por el contario es el movimiento continuo de variación por el que cada universo es una expresión de la fluctuación cuántica, la variación indeterminada que propele la evolución como voluntad de variación, voluntad de poder de variación, la antítesis de la dominación.
La pandemia está redefiniendo profundamente nuestras ontologías, epistemologías, éticas y políticas, al tiempo que expone las organizaciones dominantes que habíamos heredado: un momento privilegiado y urgente donde reinventarnos. La pandemia nos revela radicalmente entrazados con lo que llamo dos metacuerpos planetarios radicalmente diversos y en conflicto: los virus, que son una fuente esencial de la evolución como variación, y los sistemas algorítmicos, como tendencia a la reducción. Hora es de dar cuenta de este doble entrelazamiento. Como dice Dorion Sagan somos metametazoa, porque por un lado, evolutivamente somos híbridos quiméricos del radical mestizaje bacteriano, que Margulis describe literalmente como orgias bacterianas, y por otro estamos entrelazados y tenemos impacto a un nivel planetario muy profundo y problemático del que tenemos que dar cuenta.
En resonancia con algunas propuestas del posthumanismo crítico y sobre todo de lo que algunos llamamos metahumanismo, propongo un triple movimiento, en la línea de las cuestiones que vengo proponiendo desde hace unos 20 años y ahora con redoblada intensidad:
- Lineas rojas contra el incremento de la vigilancia,
- La salud del planeta como problema número uno en las agendas globales, y
- Una profunda mutación en la sensibilidad hacia formas menos reductoras y dominantes de percibir y moverse (es decir, pensar y sentir).
No se debe aceptar ningún recorte más de libertades fundamentales con la excusa de la salud, no se justifica un aumento en la vigilancia, producción y procesamiento de datos de comportamiento, ya estábamos demasiado lejos. Los smartphones en nuestros bolsillos ya están demasiado lejos y hace falta aun entender el universo de algoritmos autónomos y opacos tras cada aplicación de cada teléfono móvil. Las ontologías existentes no pueden dar ni siquiera cuenta de lo que sucede ahí, mucho menos una respuesta. La salud es lo primero, sí, pero para una vida vivible. Habrá que cuestionarse por ello qué es la salud. En vez de la lucha transhumanista, elitista y antiecológica por alargar la vida individual a través de la IA, propongo, aunque suene duro, que tengamos vidas más cortas, mas sostenibles, con experiencias corpóreas más ricas y mas vivibles.
Necesitamos invertir la idea de que una digitalización completa y acelerada es deseable o necesaria o inevitable, necesitamos cambiar la obsesión por la velocidad y cantidad, y en su lugar preocuparnos por la cualidad de la experiencia. Facebook es el tipo de pandemia frente a la que necesitarnos ser inmunes. La pandemia de cuerpos haciendo click en pantallas, devenidos nodos homogéneos de transmisión de gestos y afectos contagiosos, en lo que denomino el pancoreográfico, donde la mutación y la crítica se reducen casi a la inexistencia.
La salud primero, sí, pero la salud del planeta debería ser lo primero. Necesitamos comprender nuestro entrelazamiento con las ecologías vírales y algorítmicas y cómo estas últimas están afectando a las primeras. Los Virus siempre han sido un aliado de la evolución. Ciertamente no son el enemigo. Los virus son un mecanismo esencial de biodiversidad, como mecanismo primordial de transferencia genética horizontal entre bacterias, un mecanismo evolutivo fundamental. Sin duda somos su desdencencia y quizá no la más interesante. Cuando una especie dominante efectúa una disrupción del complejo equilibrio de ecosistemas virales e inmunológicos emergen sistemáticamente pandemias.
Los virus como red planetaria de mutación y variación son en cierto modo la antítesis de los algoritmos como red planetaria de reducción y cuantificación, si bien ambos se parecen en cuanto a que precisan, al menos hoy por hoy, de anfitriones autopoiéticos (bacterianos, celulares) vivos, pues no están ni vivos ni muertos.
Los algoritmos, como tipo de movimiento, son parte de la naturaleza, como toda técnica, sociedad, cultura o psique, pero son una expresión reductiva y problemática que ha de ser superada.
Cuando el anthropos dominante y sus tekhnes formalizantes, mecanicas y algorítmicas efectuan una radical disrupción ecosistémica no puede ser de otra manera que los virus se liberan en busca de nuevos anfitriones, para los que nuestro metacuerpo planetario de algoritmos y aviones es un canal radical de expansión. El enemigo es, en todo caso, el anthropos dominante y sus tecnologías algorítmicas, la enfermedad en la piel de la tierra como diría Nietzsche. Las especies dominantes son el enemigo, que bloquean el movimiento de variación de la evolución y deben ser superadas. Desaparecer o mutar: no tenemos otra opción. Pero la mutación que voy a proponeros no es necesariamente genética.
Las pandemias son un síntoma de la disrupción del planeta. Esto también subyace al cambio climático y las desigualdades globales, y es el efecto de siglos de colonialismo. Quizá el anthropos dominante y sus teckhnes algorítmicas son el tipo mayor de pandemia frente al que hemos de inmunizamos? corno entonces si somos parte del problema? O quizá Facebook es el tipo de pandemia que mas debería preocuparnos. Ya hacia el 2008 yo teorizaba sobre el pancoreográfico: el conjunto de gestos y afectos contagiosos que proliferan a escala planetaria en medios homogéneos, heredados de la perspectiva renacentista: puntos fijos de visión que han erradicado la plasticidad kinestésica, multisensorial y por tanto cognitiva y afectiva. El necesario cambio gradual hacia un planeta más justo y sostenible será uno donde algunos de nosotros perdamos ciertas comodidades que se basan en realidad en un empobrecimiento de las capacidades de movimiento y en dependencias innecesarias de tecnologías disruptivas. Como dice la biomecanista Katy Bowman, cada vez que escogemos una opción sedentaria, alguien se mueve por nosotros. Como decía Nietzsche, “sentarse lo menos posible y no confiaren ningún pensamiento que no surja del cuerpo moviéndose al aire libre, donde los músculos celebran una fiesta.” Lo que hace falta es un giro radical hacia modos de pensamiento del cuerpo, como modos de movimiento que deshagan el giro de Parménides hacia la inmovilidad.
Para abordar los puntos anteriores, necesitamos crucialmente el tercero: recuperar en la experiencia una riqueza perdida: cuando entregamos nuestros datos a una empresa, por ejemplo, Google Maps, lo hacernos de hecho para nada, o peor aún, para perder nuestras capacidades de orientación en el espacio y volvernos dependiente o esclavizado por tecnologías disruptivas. No propongo sin embargo desconectar o retroceder, sino hackear ontológicamente y reinventarnos a nosotros mismos y a nuestras tecnologías desatando la capacidad de variación en el movimiento y la percepción, una plasticidad que devuelva el movimiento de variación de la evolución, superando la involución reductiva de la era de los algoritmos.
Pero pensar de otras maneras, implica moverse de otras maneras. Esto implica una metacrítica del propio medio que estamos usando ahora mismo, como nos alinea con los puntos fijos de visión, erradicando el movimiento y produciendo una corporalidad fija, atomizada medible y reducida. Pero aun en este medio podriamos reincorporar el movimiento de variación.
El problema nunca puede ser tratado solo ideológicamente. Si seguimos debatiendo como mentes sin cuerpos enmarcadas en pantallas y tecleando en cuadriculas no vamos a cambiar absolutamente nada, dejaremos intacto y reforzaremos el marco de la dominación.
Como nos movemos es cómo pensamos, percibimos y sentimos, cuanto más estrechos y alineados son nuestros movimientos, más estrechos son nuestros pensamientos, percepciones y afectos. En lugar de la tendencia areducir la experiencia a puntos de visión fijos y hacer clic en pantallas, movilicemos una contratendencia para enriquecerla a través de la plasticidad propioceptiva y multisensorial. Este es un desafío evolutivo.
Necesitamos urgentemente DESALINEARNOS de la tendencia a reducir nuestra experiencia a la dataficación, y reinventar el cuerpo, desplegando su capacidad de variación, a través del sentido de movimiento interno, la propiocepción, movilizando nuestro enjambre de 360 articulaciones.
¡DESALINEAR! … es el verbo de nuestros tiempos: los desalineamientos no son solo respecto a los alineamientos estrechos y dominantes como aquellos que tenemos con interfaces digitales y puntos de visión fijos, sino que son también la variación continua, el poder de variación en el movimiento: lo que Lucrecio llama el clinamen. Tiempo para L*S DESALINEAD*S como movimiento social y planetario de mutación que contrarreste las tendencias globales predominantes de alinearse con el control. UN MOVIMIENTO POR LA SALUD PLANETARIA.
Desalinearnientos es a la vez un concepto, y una técnica que desarrollo e imparto en talleres por todo el mundo desde casi 2001 y que ahora os invito a hacer vuestra y diseminar, paradógicamente a través de los propios medios digitales vírales de los que se plantea desalinearse. Pero el desalineamiento no solo es “dejar de usar”, es mucho más, es una infinita y sutil herramienta para reinventar, enriquecer y variar nuestra relación con todo: cualquier tecnología, espacio, objeto, cuerpo o sistema normativo o cualquier tendencia a la reducción. También lo llamo ONTOHACKEAR. No es performance sino metaformance. No es una propuesta queer (basada en una performatividad del discurso y la representación) sino postqueer y microsexual, pasada en reinventar el movimiento y la percepción, donde cada modo de movimiento es un modo de pensamiento, un modo de neurodiversidad, de mestizaje transespecie y metaspecie, de mutación epigenética.
El núcleo activo de mi propuesta es el Enjambre Proprioceptivo y lo que denomino Inteligencia Corporal (IC), que opongo a la inteligencia reductiva y contra-evolutiva de la Inteligencia Artificial y su distopia de control. El enjambre propioceptivo es mi radical contrapropuesta al paradigma dominante heredado del punto fijo de la Perspectiva Renacentista, es mi redefinición de la propiocepción como matriz auto-organizada e infinitamente plástica de los cuerpos (orgánicos e inorgánicos, incluso técnicos), donde el cuerpo se siente a través de cambios internos en su campo de distribución de fuerzas, en el mismo movimiento en el que siente el mundo y ambos se recomponen en el proceso.
Nuestra propiocepción es efecto de 4mil millones de años de orgías bacterianas y alberga aun su potencia de variación. Dejemos que el virus vuelva a ser una fuerza de mutación en la evolución, para una r/evolución del movimiento.
Hora es de desatar la gran razón del cuerpo, como ese conjunto mucho mas amplio de capacidades de moverse, o sea de pensar, que exceden la razón lineal, que es su expresión mas reductiva. Pasar de una sociedad basada en puntos fijos de visión a otra que recupere y lleve más lejos la potencia mutante de la propiocepción implica un hackeo ontológico tan sutil como profundo de cada tecnología (escritura, perspectiva, mecanicismo, código binario…) reinventando no su contenido sino su movimiento, su infraestructura perceptual.
Desde el foro Metabody, y relacionado con el décimo aniversario del manifiesto metahumanista, estoy ofreciendo talleres de desalineamiento para desatar la capacidad emergente, autoorganizada, como de enjambre del cuerpo, nuestra IC.
Con suerte, el virus llegó demasiado pronto y la gente se da cuenta de que una vida de confinamiento en la prisión planetaria de Panoptico de Internet, de cuerpos inmóviles que hacen clic en pantallas, no es vivible. Necesitamos un movimiento por la salud planetaria que contrarreste continuamente cualquier tendencia a la reducción y dominación en cualquier espectro macro, micro o metapolítico. Necesitamos grupos de presión de filósofos y activistas, en todas partes, ontohackers e indeterminador*s que infundan el movimiento de variación que es la evolución contra el agujero negro algorítmico del control absoluto. Gran razón del cuerpo para una gran salud del planeta. La IC y no la 1A es mi propuesta para una evolucion y revolución.
EL FUTURO sera ORGIÁSTICO o no será.
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