COMUNICADO E INFORME
LA VERDAD DEL CONSUMO
SE PUBLICA UN ESTUDIO SOBRE EL INFORME “SOSTENIBILIDAD DE CONSUMO EN ESPAÑA” DEL MINISTERIO DE CONSUMO DE 2022.
EL GOBIERNO ESPAÑOL SILENCIA, FALSEA GRAVEMENTE Y ACTÚA EN CONTRA DE SUS PROPIOS INFORMES SOBRE EL IMPACTO DEVASTADOR DE LA GANADERÍA Y LA URGENCIA DEL CAMBIO A DIETAS VEGETALES Y CONTRAVIENE SU PROPIA “ESTRATEGIA ESPAÑA 2050”.
El informe del Ministerio de Consumo de 2022 describe la cárnica como la industria más devastadora: 4 veces más que los aviones, 10 veces más que la ropa, 40 veces más que PCs o móviles.
Y afirma que reducir el consumo de carne al 50% es una medida entre 4 y 40 veces más efectiva que cualquier otra contra el cambio climático, los problemas de salud humana, las extinciones masivas, la contaminación, y la transgresión de límites habitables del planeta.
El mundo al revés y la verdad del consumo: La verdad oculta tras las declaraciones de Garzón de 2022.
La carne representa un 23% del total de impactos de consumo, 6 a 7% más impacto que el total del transporte o la vivienda, más del doble que bienes del hogar o turismos, cinco veces más que los electrodomésticos, 30 veces más que los televisores. Los lácteos tienen más impacto que los aviones y dos veces más que la ropa. El pescado tiene más impacto que la ropa. El huevo más impacto que los televisores.
Los productos animales representan un 32% del total de impactos y tienen el doble de impacto que la vivienda o el transporte y el triple que bienes del hogar y electrodomésticos juntos, tanto en daños a la salud humana como a los ecosistemas.
Reducirlos al 50% tendría más impactos beneficiosos que eliminar el total del transporte. Reducirlos al 100% equivaldría a eliminar el total del impactos de transporte y vivienda juntos, y más que el total de transporte, bienes del hogar y electrodomésticos juntos.
Similares directrices figuraban también en la “Estrategia España 2050” de 2021, que ahora el gobierno contraviene por la presión inadmisible del sector agroganadero dominante, que presiona difundiendo falsedades inaceptables e incompatibles con la ciencia, mientras a nivel Europeo bloquean las medidas ambientales de la PAC y la Ley de Biodiversidad.
Apelamos al sector agroecológico a manifestarse en contra de esta deriva de los monopolios cárnicos al suicidio colectivo.
El gobierno español comete crímenes de lesa humanidad al promover dichas industrias y silenciar sus efectos, mucho más devastadores que la COVID-19, el tabaco y los combustibles fósiles, juntos.
Mayo 2022 – Actualizado y Ampliado en Marzo 2024 – Comunicado y estudio de Jaym* del Val y las organizaciones Reverso y Metabody, promotoras del informe Alimentos de Destrucción Masiva.
https://metabody.eu/es/la-verdad-del-consumo/
https://twitter.com/MetaBodyProject/status/1774735536281821685
https://www.facebook.com/metabody.madrid/posts/425927943451949
Infografía de Futuro Vegetal:
https://www.instagram.com/p/C5q6pChogLi/
https://twitter.com/FuturoVegetal/status/1778843914646016478
ESTUDIO SOBRE EL INFORME “SOSTENIBILIDAD DEL CONSUMO EN ESPAÑA”
El informe Sostenibilidad del Consumo en España de 2022, de MITECO, Ministerio de Consumo de España en colaboración con el Joint Research Institute (JRC) de la Comisión Europea, expone la industria alimentaria de origen animal como la más dañina con diferencia para cambio climático, ecosistemas y salud humana: de dos a tres veces más dañina que el transporte y la vivienda.
Propone reducir un 50% de productos de origen animal como medida entre 4 y 40 veces más significativa que cualquier otra.
Según el informe la carne tiene por si sola más impacto que el total del transporte o la vivienda, dos veces más que los turismos, diez veces veces más que la ropa y veinte veces más que PCs y móviles juntos.
Los productos animales suponen un tercio del total de impactos del consumo.
El informe salió 4 meses tras las polémicas (por adecuadas y si acaso tímidas) declaraciones del ministro Garzón sobre la necesidad de reducir el consumo de carne y la ganadería intensiva en enero de 2022, si bien apenas hay registros de que la prensa se hiciera eco de la presentación en mayo de ese año.
El informe estaba disponible en esta web https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/recursos/pag-web/informe-sostenibilidad-consumo-espana.aspx sin embargo ya no se encuentran disponibles ni el resumen ni la versión completa, por lo que las organizaciones denunciantes las ha puesto disponibles aquí:
- Informe completo (116 pags.) http://reverso.org/texts/2022-MITECO-Informe_de_Sostenibilidad_del_consumo_COMPLETO-116p.pdf
- Resumen (16 pags.) http://reverso.org/texts/2022-MITECO-Informe_de_Sostenibilidad_del_consumo_RESUMEN-16p.pdf
El informe expone que la reducción al 50% de productos animales es una medida con 400% más impacto que la eficiencia energética doméstica y 4000% más impacto que el reciclaje y reutilización, al tener un 30-40% de impactos beneficiosos en cambio climático, eutrofización, acifidicación, ozono y emisión de partículas, entre otros factores.
En el gráfico de la página 30 se observa que la alimentación es responsable del 52% de impactos del total de la huella del consumo frente al 17% del transporte y el 16% de la vivienda, o sea más del triple de impactos que el transporte o la vivienda.
Este altísimo porcentaje de la alimentación es así porque el estudio adopta una metodología exhaustiva basada en el paradigma de los Límites Planetarios, analizando 16 aspectos de los mismos. Así, frente al 34% de emisiones GEI que se atribuyen en algunos estudios a la alimentación, vemos que los impactos de la misma en otros aspectos clave de la crisis ecológica son aun mucho mayores. Lo mismo se puede decir de los productos animales cuyas emisiones GEI rondan el 20% del total en varios estudios pero que aquí constituyen el 32, 5 % del total de impactos.
Los 16 aspectos analizados son:
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- Cambio climático
- Agotamiento de la capa de ozono
- Toxicidad humana, efectos can¬cerígenos
- Toxicidad humana, efectos no cancerígenos
- Partículas en suspensión
- Radiación ionizante
- Formación de ozono fotoquímico
- Acidificación
- Eutrofización terrestre
- Eutrofización del agua dulce
- Eutrofización marina
- Ecotoxicidad del agua dulce
- Usos del suelo
- Uso del agua
- Uso de recursos fósiles
- Uso de recursos minerales y metales
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En el gráfico de la página 32 se observa con toda claridad que la alimentación es el factor que más abrumadoramente impacta en 11 de los 16 factores ambientales estudiados. En muchos de ellos los impactos de la alimentación están en torno al 80% del total de huellas. Así en la página 33 se dice:
“Los datos por categoría de impacto muestran una influencia importante de la alimentación en lo que se refiere a la eutrofización terrestre (81,6%) y marina (79,6%), el agotamiento de la capa de ozono (79,6%), los usos del suelo (76,7%), siendo también importante su contribución en lo que respecta a la acidificación (73,7%) y el uso de agua (72,3%). Esto se debe, fundamentalmente, al carácter altamente intensivo e industrial que presenta nuestro sistema agroganadero, fuertemente dependiente del uso de recursos fósiles, de fertilizantes químicos y de grandes cantidades de agua (IPCC, 2019; Aguilera et al., 2020; González de Molina et al., 2019).”
Figura 19 del Informe SCE: Huellas de consumo por áreas analizadas:
Por otro lado el informe es clarísimo manifestando que la inmensa mayoría de impactos alimentarios vienen de los productos de origen animal a pesar de ser minoritarios en la dieta, lo que enfatiza los impactos desproporcionados de su producción y la masiva ineficiencia del sistema. Así en la pagina 35 se dice:
“La alimentación es, como hemos visto, la categoría de consumo con un peso más relevante para casi todas las categorías de impacto ambiental consideradas en la aproximación metodológica utilizada. […] Como muestra la Figura 22, en España las principales categorías alimentarias que más impactos tienen, según el índice ponderado, son los productos de origen animal (como carnes y lácteos), seguidos de los aceites y las bebidas, a pesar de que se consumen en cantidades tendencialmente menores en comparación con los productos de origen vegetal. El motivo puede tener que ver con la diferente necesidad de los sistemas convencionales de producción animal, que, en comparación con los sistemas de producción vegetal, requieren más insumos para entregar la misma cantidad de producto. En ese sentido, conviene recordar que los principales impactos para el ciclo de vida de los productos cárnicos derivados del cerdo, el vacuno o las aves provienen principalmente de las emisiones y usos de suelo (como la deforestación que conlleva pérdida de biodiversidad) debidas a la producción de piensos como de las emisiones directas de la ganadería (metano, amoníaco, etc.) (Cripa et al., 2021; Aguilera et al., 2020; Leip et al., 2015).”
En dicho gráfico 22 se aprecia que los productos animales son responsables de más del 62% de los impactos absolutos de la alimentación, si bien el impacto en ciertas áreas es mucho mayor, entre el 71 y el 82% según mencionábamos más arriba, y según otros estudios los alimentos de origen animal son responsables del 84% de emisiones GEI de la alimentación en Europa.
Continúa en pag. 36 diciendo:
“Por lo tanto, un menor consumo de productos de origen animal sería beneficioso para la reducción de los impactos generales asociados al consumo de alimentos en su conjunto, como gran parte de la literatura ha venido señalando (Di Donato, 2021). También es importante subrayar que los modos de producción (convencional vs agroecológico; intensivos vs extensivos, etc.) son fundamentales a la hora de modular esos impactos (Leroy et al, 2022).
Para 2018, teniendo en cuenta el índice ponderado, los alimentos que presentan una huella de consumo más elevada son la carne de cerdo (23,0%), la carne de vaca (14,4%) y de pollo (7,1%). También aparecen como relevantes los impactos asociados al vino (7,1%, sobre todo por el uso de agua) y los quesos (7,0%). Estas contribuciones se presentan prácticamente sin variación también en los años anteriores.”
En la figura 38 en pag. 58 se aprecia como varios de los impactos superan los “límites planetarios” de forma radical siendo la alimentación el factor clave en todos ellos. Los límites planetarios plantean umbrales de habitabilidad humana y su superación plantea una amenaza inminente al derecho a la vida de la humanidad entera, tal como plantean innumerables informes desde 2009, cuando se planteó dicho concepto. Sobre esto en las conclusiones, pag. 79 se dice:
“Los resultados obtenidos en este informe pusieron de manifiesto que los patrones de consumo de España están generando impactos fuera del espacio operativo seguro para la humanidad en varios límites planetarios; a saber: el cambio climático, el uso de recursos (tanto de origen fósil como minerales y metales), la ecotoxicidad, la eutrofización del agua dulce y el material particulado. Con ello, seis de los 16 impactos ambientales evaluados sobrepasan en España los umbrales de seguridad para el correcto funcionamiento del Sistema Tierra. Un sobrepasamiento o extralimitación que, en última instancia, incide negativamente sobre la salud de las personas y el planeta.”
El prefacio, firmado por el ex-ministro Garzón, es claro: “de continuar esta trayectoria sólo estaríamos caminando hacia la desaparición de la civilización tal y como la conocemos hoy en día. […] Este informe contribuye a cubrir esa carencia e invita a repensar nuestros patrones de consumo y estilos de vida para avanzar en la construcción de hábitos que no sobrepasen los límites ecológicos del planeta y que no pongan en jaque la seguridad biológica del resto de la humanidad y seres vivos.”
En la página 59 se especifica que dentro de la UE “algunas áreas de consumo e impactos ambientales de la Huella de Consumo de España que requerirían de especial atención política en España para avanzar hacia horizontes de mayor sostenibilidad. […] sin duda las diferencias más destacables las encontramos en los impactos asociados al consumo de alimentos de España, donde tres impactos ambientales superan la media de la UE-28 en más de un 50%. Estos son la formación de ozono fotoquímico (+51,2%), el uso de agua (+55,1%) y la eutrofización de agua dulce (+55,8%).”
En la página 62 se afirma que: “En un plano más normativo, las preocupaciones sobre cuestiones de salud relacionadas con la nutrición, el sobrepeso y la obesidad, el bienestar animal, los niveles de contaminación, etc. deberían ayudar a diseñar acciones concretas para garantizar que todas las personas consumidoras tengan acceso a alimentos suficientes, sanos, nutritivos y asequibles en todo momento, al tiempo que se reduce la carga de enfermedades relacionadas con la dieta, incluida la obesidad, promoviendo dietas más saludables y facilitando alimentos con un menor impacto ambiental”.
En las páginas 61-63 del informe completo y 11-12 del resumen se exponen los escenarios de impactos positivos de cambios de dieta contemplando escenarios de reducción de productos animales en un 25% y en un 50%. Basándose en abundante literatura científica existente se estima que dichos cambios implicarían una reducción de impactos del 15-20% en el primer caso y del 30-40% en el segundo.
Hay que señalar que numerosos informes plantean que para una reducción global del 50% de consumo de carne, España tendría que reducir un 84% sus consumos, también de acuerdo con la llamada “dieta de salud planetaria” lo que en función de los datos anteriores supondría impactos beneficiosos del 50-67% en Cambio Climático, contaminación, salud humana y otros factores.
Para un escenario de 100% de eliminación de productos animales los beneficios serian del 60-80% del total de impactos de mitigación necesarios: acaso la única medida que puede evitar una catástrofe climática. Estos datos se resumen en el Informe Alimentos de Destrucción Masiva.
Una reducción del 50% de productos animales en España es ya por ello conservadora e insuficiente de acuerdo a criterios científicos internacionales y las reducciones mayores propuestas tendrían un impacto beneficiosos aun mayor en clima, biodiversidad, salud humana y otros factores.
En las siguientes páginas del informe de MITECO se exploran los efectos de mejorar la eficiencia energética en electrodomésticos que resulta ser del orden de cuatro veces menos eficaz que los cambios de dieta propuestos (hasta un 11% de mitigación) o cambios de consumo relativos a reciclaje y reutilización que son del orden de 40 veces menos eficaces que el cambio de dieta (del 1 al 5% de mitigación).
O sea, de todas la medidas contempladas en este informe el cambio de dieta tiene un impacto entre 4 y 40 veces mayor que las demás.
Página 11 del resumen:
En la página 74 se estudian los impactos del consumo en los ecosistemas y se concluye, como puede verse en el gráfico 42 que “la alimentación es la que más contribuye a la pérdida de calidad de los ecosistemas (y por ende a la pérdida de biodiversidad), especialmente por los impactos ambientales relacionados con el uso de tierras agrícolas para cultivos y pastos, con fines alimentarios (Crenna et al. 2019).”
Extrapolación de datos donde se ve que la alimentación tiene más del doble de impactos en los ecosistemas que la vivienda, más del triple que el transporte y más de cuatro veces más que bienes del hogar y electrodomésticos juntos. Los alimentos del origen animal constituyen el 62% de impactos de la alimentación y superan ampliamente al total de impactos de vivienda, duplican los del transporte y casi triplican los de bienes del hogar y electrodomésticos juntos.
En la página 76 se estudian impactos del consumo en salud humana, y una vez más se afirma que “la alimentación es la que más afecta a la salud humana”.
Extrapolación de datos donde se ve que la alimentación tiene casi el doble de impactos en salud humana que la vivienda, el triple que el transporte y cuatro veces más que bienes del hogar y electrodomésticos juntos. Los alimentos del origen animal constituyen el 62% de impactos de la alimentación y superan al total de impactos de vivienda, duplican los del transporte y triplican los de bienes del hogar y electrodomésticos juntos.
Esto da una idea del PAPEL INEQUÍVOCO, FUNDAMENTAL E INELUDIBLE DEL CAMBIO DE DIETA COMO MEDIDA MÁS IMPORTANTE FRENTE A LAS CRISIS CLIMÁTICA, ECOLÓGICA Y DE SALUD HUMANA, que se encuentra descrita en la literatura científica, con la única salvedad de algunos informes tendenciosos financiados, o censurados por el lobby agroganadero.
La conclusiones, en pag. 79 abundan en que:
“El consumo de alimentos surgió como el principal impulsor de los impactos ambientales generados por el consumo de los hogares españoles, seguidos por la movilidad y la vivienda. Estas tres áreas representaron, conjuntamente y para el año 2018, el 85,3% de toda la Huella de Consumo de España. Una Huella del Consumo que, en términos per cápita, ha pasado a situarse por encima de la del promedio de la Unión Europea en 2016 y 2018.
Los alimentos y la movilidad fueron además las dos áreas de consumo cuya huella más aumentó entre 2010 y 2018. Los únicos impactos ambientales que no tuvieron a la alimentación como principal impulsor fueron: la eutrofización del agua dulce y la radiación ionizante (vivienda), la formación de ozono fotoquímico y el uso de recursos fósiles (movilidad) y el uso de recursos minerales y metales (electrodomésticos).
A escala de producto, los alimentos con más impacto fueron la carne y los lácteos. […] los escenarios en el ámbito de la transición hacia cambios de dieta han demostrado que la combinación de varias acciones podría ser una buena manera de cubrir una gama más amplia de impactos, así como de maximizar el potencial de reducción de estos, tanto a escala de persona consumidora como a escala de país.
Los resultados de este estudio constituyen, en definitiva, una base científica sobre la que definir objetivos de futuras políticas e iniciativas a diferentes escalas, así como promover cambios de hábitos hacia patrones de consumo más saludables y sostenibles.”
EXTRAPOLACIÓN DE DATOS
Si la alimentación concentra más de la mitad de los impactos del consumo, la carne concentra cerca de la mitad de los impactos de la alimentación acercándose a un cuarto del total de impactos algo absolutamente desorbitado habida cuenta que además tiene impactos en la salud humana mucho peores que los de productos como el tabaco.
Si tenemos en cuenta que solamente la carne constituye un descomunal 44,5% de la huella total de la alimentación (el cerdo con 23%; la vaca con 14,4; y el pollo con 7,1%, suman 41,5% a falta de otros animales y advirtiéndose en el gráfico un total de 44,5%) nos encontramos con que la carne por si sola representa más de un 23% del total (22,14% para cerdo, vaca y pollo) del total de impactos del consumo, 6% más que el total del transporte, 7% más que el total de la vivienda, y 9% más que la suma de electrodomésticos y bienes del hogar (que incluye construcción, energía, agua, mantenimiento, etc.) o que la suma de transporte y bienes del hogar, o de vivienda y bienes del hogar.
Si extrapolamos datos de los otros sectores de consumo encontramos que el que más destaca en transporte son los turismos con un 56% de impactos del sector, que se traducen a aprox. un 9,5% del total de impactos, o sea significativamente menos de la mitad que la carne.
Los aviones a su vez tienen un impacto de 37,5% del transporte, o sea un 6,4% del total, casi cuatro veces menos que la carne.
Respecto a bienes del hogar el de más impacto es la ropa con aprox. un 24% de ese sector, que se traduce a menos de un 2% del total o sea más de diez veces menos que la carne.
Respecto a electrodomésticos, la suma de PC y móviles supone 24,4% de este sector, o sea un 1,2% del total, en torno a 20 veces menos que la carne; la televisión un 16,3%, o sea un 0,83 del total; y la nevera un 15,2%, o sea 0,7 del total, menos de 30 veces menos que la carne.
El total de electrodomésticos impacta menos de 4 veces menos que la carne.
Se habla en medios de la toxicidad de la tecnología, la ropa, los coches y los aviones: ¿cómo es posible que se silencie la carne cuando la comparativa es esta?:
Si consideramos además los lácteos, que son más de un 13%, estos representan un 6,7% del total, o sea más que el total de transporte aéreo (6,1%), y un tercio más que el total de electrodomésticos (5,1%).
De los lácteos más de la mitad de impactos son del queso, con un 7% del sector alimentación, lo que implica 3,6% del total, o sea casi el doble que la ropa.
El pescado representa un 4,2% de huella de la alimentación y 2,1% del total, más que la ropa (2%).
El huevo representa un 1,5% de la alimentación y un 0,78% del total, similar a la televisión (0,8%).
Si sumamos carne y lácteos, con más de un 29,7% estos suman casi tanto como la suma de bienes del hogar y electrodomésticos (14,75 del total) más vivienda o transporte.
Dicho de otro modo: dejar de comer carne tendría un impacto solo comparable a dejar de usar todo tipo de transporte y de electrodomésticos y tendría impactos beneficiosos masivos en la salud humana y el bienestar animal además.
Dejar de comer carne y lácteos tendría un impacto análogo a dejar de tener viviendas y de consumir bienes del hogar y electrodomésticos de ninguna clase.
Si a eso añadimos el resto de consumos animales (pescado y huevo) el impacto sería aun mayor, entonces el total de productos animales representan el 32,4% del total de impactos de consumo (aprox 62,2% del total de la alimentación), o sea el doble que el total de la vivienda y casi el doble que el transporte.
Reducir el consumo de productos animales al 50% implicaría eliminar 16,2% de impactos totales del consumo, igual al total de impactos de la vivienda y casi igual a eliminar el total del transporte.
Según estas ratios, reducirlos al 84% (como sería preciso para ajustar España a la reducción global propuesta por las recomendaciones de la Dieta Planetaria en innumerables informes que detallamos en el informe Alimentos de Destrucción Masiva) supondría eliminar un 27,2% de impactos del consumo, entre un cuarto y un tercio del total, equivalente a eliminar transporte y bienes del hogar juntos en su totalidad. Reducirlos al 100% equivaldría a eliminar el total del impactos de transporte y vivienda juntos, y más que el total de transporte, bienes del hogar y electrodomésticos juntos.
La pregunta que podría hacerse para evidenciar estas diferencias de impactos es clara: ¿qué prefiere la población, reducir su consumo de productos animales, con el consiguiente beneficio para su salud, el medioambiente y los animales, o quedarse sin vivienda y bienes del hogar, o sin transporte y electrodomésticos en absoluto, pero comiendo carne a costa de todo lo demás? El disparate salta a la luz por extremo.
El hecho de tratarse de sectores clave de la economía debe hacer aun más urgente cuantificar estos aspectos pues se está amenazando el futuro inminente de estas industrias y sus trabajadores al eludirse la responsabilidad de transicionar y de dar subsidios a ganaderos, agricultores y pescadores para una transición a industrias vegetales, para regeneración de ecosistemas y para un sistema más justo y menos monopolístico y globalizado, incluido en el uso y propiedad de tierras.
Con estas diferencias abismales entre la carne y todo el resto de consumos resulta aberrante en el más alto grado que el gobierno corrigiera públicamente al ministro Garzón cuando este dijo lo que es obligado decir en estos casos: que hay que reducir el consumo de carne y la ganadería intensiva, como mínimo, resultando en una gravísima y criminal desinformación de cara a la población; y que no muestre el menor atisbo de asumir la reducción de productos animales sino que muy al contrario parece empeñado en multiplicarlos, algo manifiestamente criminal, al no haber industria ni de lejos con impactos tan devastadores y tan múltiples. Una acción doblemente criminal pues ni se toman medidas estructurales ni permiten a la gente cambiar de hábitos al ocultar el problema, y se fomenta no solo la ignorancia sino una visión expresamente invertida, donde las cuestiones de menor impacto son las que más atención suelen recibir en la opinión pública, mientras la de mayor peso es casi inexistente.
En efecto en los gráficos se aprecia la tendencia sostenida al alza en los datos de alimentación más claramente que en ningún otro sector (ver figura 22 más abajo), mientras otros disminuyen o crecen en menor medida.
Igualmente criminal es la publicidad engañosa de las empresas cárnicas o de lácteos sobre sus supuestos beneficios para el medioambiente, la salud humana y el bienestar animal.
Fortalezas e insuficiencias
El informe, realizado en colaboración con el Joint Research Centre de la Comisión Europea y reconocidas especialistas en el campo como Serenella Sala, es consistente en muchos aspectos y adopta metodologías transversales sobre límites planetarios, clima, ecosistemas y aspectos de salud, contemplando literatura científica.
Aún así las cuantificaciones son incompletas pues no tienen en cuenta factores como:
- el bienestar animal, estando más del 99% del abuso extremo de animales en la industria alimentaria,
- otros factores de salud humana asociados al consumo de productos animales y que exceden la ecotoxicidad en la producción, como pandemias y enfermedades zoonóticas, resistencia antimicrobiana, y diversas enfermedades no transmisibles,
- así como otras complejas derivadas de desigualdad humana y conflicto, que aun teniendo complejas derivadas en otras industrias como la ropa o la tecnología, tiene aun mayores impactos en los productos alimentarios animales, debido al agotamiento y contaminación del agua y el uso de suelo entre otros factores,
- así como el desecho de alimentos asociado al sistema alimentario global,
- así como cuestiones relativas a la situación especial de España como país más sujeto a desertificación y con mayor consumo de carne y aumento de granjas de la UE.
- A su vez sería preciso actualizar datos habiendo habido un crecimiento exponencial de granjas en los últimos años en España.
Si se añadieran estos factores el impacto de los productos animales sería aun más extremo y desorbitado.
- Respecto a otras industrias convendría contemplar aspectos como:
- La insostenibilidad de la IA asociada a la tecnología y su gestión generalizada de la vida, así como de la basura digital y la esclavitud y guerras asociadas a materias raras, estas últimas también en relación con la producción de energías renovables y de forma similar en la ropa con el desecho y la esclavitud, así como el bienestar animal. Este último también es un factor a cuantificar en consumo de químicos y cosméticos, medicinas, y entretenimiento.
- Los impactos del urbanismo especulativo en los ecosistemas así como de la industria turística.
- Los impactos del tráfico humano y de órganos en consumo de sexo, esclavitud tras múltiples industrias y en salud.
- Los impactos de la administración del estado, la justicio, la educación o las fuerzas armadas y guerras pueden estudiarse como sustrato del sistema de consumo aunque excedan la acción directa del consumidor.
Por otro lado las propuestas estudiadas son también insuficientes pues las recomendaciones internacionales de dieta planetaria implicarían una reducción de 84% de productos animales en un país como España para ajustarse a un 50% de reducción global, frente a la tendencia global a duplicar consumos de productos animales. Además como citamos en el informe Alimentos de Destrucción Masiva, hay abundante literatura científica que cuantifica los beneficios de pasar un 100% a dietas vegetales en países ricos, con beneficios aun mayores en todos los aspectos, incluidos salud humana y bienestar animal. Son también muy limitadas las cuantificaciones de potencial de mitigación en otros aspectos, al contemplarse solo eficiencia de electrodomésticos y economía circular.
El informe SCE deja en evidencia la farsa de la España verde con foco casi exclusivo en potenciar masivamente las energías renovables con sus impactos asociados.
Los indicativos de este informe deberían servir para informar al ciudadano, empoderándolo para el cambio personal, no desinformarlo, con masivas campañas incluidas de etiquetado, así como para regulaciones políticas estrictas, si bien todo ello brilla por su ausencia.
Si consideramos las campañas de etiquetado del tabaco, las que serian necesarias con productos de origen animales serian muchísimo más drásticas pues tiene muchos más efectos y más nocivos que el tabaco en multitud de aspectos superando igualmente al conjunto de combustibles fósiles.
Estrategia D+D
Ampliando propuestas en consonancia con los datos del informe SCE y del resto de literatura existente y por nosotres comentada en el informe Alimentos de Destrucción Masiva, proponemos un abordaje de conjunto con la estrategia D+D (Dietas y Decrecimiento, ampliable a una estrategia “tres D” o DDD – dieta, decrecimiento y demografía) que prioriza según los datos del gráfico resumen “La Verdad del Consumo”, donde la transición dietas vegetales es la acción de mayor impacto seguida de reducciones en el resto de consumos y sin eludir el tabú de la superpoblación que aparece en tercer lugar al crecer en menor proporción que los consumos y ser más a largo plazo. Esta estrategia estaría vinculada a una emergencia climática-ecológica o ecosocial que todos los estados han declarado pero sobre lo que no se hace nada, si bien por su gravedad debería ser mucho más drástica que la emergencia de la COVID-19 o que la de la Segunda Guerra Mundial.
El gráfico resumen de contraste de consumos más abajo pone de manifiesto las prioridades ya argumentadas en el informe Alimentos de Destrucción Masiva y que resumimos aquí en la propuesta D+D o DDD- Dietas, Decrecimiento y Demografía (Diets & Degrowth & Demography) con estas prioridades:
- Cambio de dieta hacia productos vegetales como medida de más profundo y rápido impacto debido al masivo impacto de los productos animales.
- Decrecimiento de consumos y economía circular y compartida drástica en todo el resto de áreas como siguiente medida, la principal para reducir consumo de combustibles fósiles, seguido a mucha distancia de transición a renovables, que tiene enormes limitaciones al tener gran impacto ambiental, ser lenta y muy costosa, depender de fósiles, y cubriría solo un parte de la demanda actual (aviones, barcos o maquinaria pesada no pueden alimentarse con renovables). El gráfico permite establecer estrategias a corto, medio y largo plazo, como:
- restringir movilidad de turismos con propuestas como el trabajo en proximidad,
- restringir viajes en avión, sobre todo en turismo,
- priorizar y reducir sobreconsumos de energía y de bienes y electrodomésticos,
- prohibir obsolescencia programada y moda rápida,
- limitar desarrollos insostenibles en IA y otros sectores,
- mejorar eficiencia energética de vivienda y electrodomésticos,
- potenciar masivamente una economía circular y compartida,
- frenar urbanización y reciclar viviendas, reduciendo huella de ocupación terrestre,
- transicionar a energías renovables solo como secundario a lo anterior.
- Estabilización y decrecimiento demográfico voluntario como medida más a largo plazo.
¿QUÉ FUE DE LA “ESTRATEGIA ESPAÑA 2050”?
El mismo ejecutivo defendía argumentos valientes y similares a los del informe SCE en su propuesta Estrategia España 2050 lanzada en mayo de 2021, donde defendían la necesidad urgente de reducir drásticamente el consumo de alimentos de origen animal, como primera de varias medidas para evitar una situación catastrófica que el propio texto reconoce como amenaza para el futuro de la vida.
En dicho documento se afirma que “si esta situación continúa, aumentará drásticamente el riesgo de una crisis climática y medioambiental sin precedentes que extinguirá miles de especies de plantas y animales y tendrá consecuencias catastróficas para el ser humano.” (pag. 167). Y se considera que entre los problemas en el caso de España “cabe destacar el abandono progresivo de la dieta mediterránea y el incremento del consumo de productos de origen animal [Fig. 9], responsables del 80% de las emisiones asociadas a nuestra alimentación. De hecho, el consumo de alimentos es hoy la principal fuente de los impactos ambientales que generan los habitantes de la UE” (pag. 171). Continúa afirmando que “Si toda la humanidad consumiese como la sociedad española, harían falta 2 planetas y medio para satisfacer sus necesidades.” (pag. 172). Y sobre la relación entre alimentos de origen animal y pandemias es claro afirmando: “Las pandemias zoonóticas como esta [en referencia a la COVID-19] son el resultado de la forma en que la humanidad obtiene y cultiva alimentos, y comercia y consume animales, alterando los ecosistemas naturales, reduciendo la biodiversidad y facilitando la propagación de patógenos.” (pag. 175) (resaltados nuestros).
Sobre la urgencia y viabilidad de cambiar hábitos de consumo, empezando por la reducción de carne, afirma en pag. 190 (resaltados nuestros):
“Esta reducción de ciertos consumos no provocará un empeoramiento de las condiciones de vida ni del bienestar de la ciudadanía. De hecho, probablemente ayudara a mejorarlas. Numerosos estudios señalan que el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable, que el 55% cambia de móvil cuando el anterior que tenia aun seguía funcionando, y que el consumo de energía es muy superior al necesario. En un plano más amplio, existe literatura que demuestra que un mayor gasto en comida, vivienda, automóviles u otros servicios no guarda una relación directa con un mayor nivel de satisfacción vital.
Este cambio en los patrones de consumo tampoco tiene por qué afectar negativamente a nuestros niveles de actividad y empleo. Un menor consumo de determinados productos no implica, necesariamente, una menor demanda, ya que el dinero que no gastemos en ciertas cosas (ej. ropa nueva) lo gastaremos en otras (ej. ocio sostenible). Hay que tener en cuenta, además, que prácticamente todas las actividades comerciales pueden adaptarse para mantenerse o incluso prosperar en el nuevo paradigma de la sostenibilidad. En 2050, comeremos menos productos de origen animal y ultra procesados, pero consumiremos más productos locales, ecológicos y de temporada. Compraremos menos electrodomésticos y dispositivos digitales nuevos, pero usaremos más los servicios de reparación y actualización de los fabricantes. Compraremos menos prendas de ropa nueva, pero participaremos más en la compra y venta de segunda mano, y requeriremos más servicios de corte y confección personalizados. Además, la ropa que adquiramos será mucho más duradera que ahora, y estará hecha a partir de materias primas secundarias, como el plástico procedente de envases o de fibras naturales extraídas de restos vegetales. En resumen, la economía circular y sostenible no tiene por qué ser menos dinámica y próspera que la lineal e insostenible; más bien al contrario.”
Parece que la respuesta del sector agroganadero dominante ese mismo año hizo recular al ejecutivo. Es inadmisible y criminal que dicho sector esté poniendo en jaque las únicas políticas que pueden asegurar un futuro vivible, además de su propia economía.
Las actuales protestas del sector, liderado por grandes propietarios y monopolios, que han logrado se eliminen las ya de por si irrisorias limitaciones ambientales de la PAC, y el bloqueo del sector, junto a la ultraderecha, a la Ley Europea de Biodiversidad, son nuevos signos extremadamente preocupantes del mismo problema; partiendo de la base de que la PAC destina ya de por sí el 82% de sus fondos a ganadería (21.000 millones) y a agricultura para alimentar animales (18.000 millones), siendo los productos animales responsables del 84% de emisiones GEI de la alimentación en Europa.
Un subsidio directo y masivo al suicidio colectivo.
Un fenómeno que además es global: véase por ejemplo la actual desregulación total que Milei efectúa en Argentina para facilitar el extractivismo radical de materias.
Parece que cuanto más nos acercamos al colapso ecosocial, más fanáticamente acelera el humano hacia su propio suicidio.
Urge que los numerosos sectores agroecológicos existentes que no se alinean con las demandas de supresión de normativas ambientales hagan frente común con ecologistas para parar esta deriva suicida. No nos engañemos, esas demandas tienen como fin el beneficio cortoplacista de grandes monopolios, a costa de un suicidio colectivo.
Es inaceptable el gobierno español y la UE cedan ante semejante chantaje.
CONCLUSIONES
Los datos del informe Sostenibilidad del Consumo en España, así como de la Estrategia España 2050, están en general en consonancia con los más de 100 informes internacionales reunidos en el informe Alimentos de Destrucción Masiva –https://metabody.eu/es/1er-informe-futuros-vivibles/– promovido por las organizaciones Reverso y Metabody, que firman este comunicado, que expone la Industria Alimentaria de Explotación Animal (IAEA) como principal causa de cambio climático, extinciones masivas, contaminación global, agotamiento de agua, problemas de salud humana, desigualdad, conflicto y abuso extremo de animales. También están en consonancia con otros informes de consumo de Naciones Unidas e instituciones europeas comentados en el informe Alimentos de Destrucción Masiva.
Si acaso el informe SCE peca de no ir suficientemente lejos en las propuestas de cambios de consumo propuestas. Aun así plantea cifras y cambios diametralmente opuestos a las que actualmente, y desde al menos 2022, promueve el propio gobierno de España en todos sus ministerios.
Habida cuenta la claridad meridiana de estos datos y la abrumadora literatura que los sustenta es alarmante e inaceptable en grado sumo que el actual gobierno supuestamente verde y progresista del Estado Español acepte el chantaje del sector agroganadero, ignore y falsee gravemente sus propios informes, silencie el problema y eluda cualquier tipo de medida que pueda mitigarlo, y en su lugar defiende al lobby ganadero y su exponencial crecimiento, y con ello a la más devastadora industria del planeta y la que más está llevando a que se sobrepasen de forma crítica los límites planetarios del Sistema Tierra como umbrales de habitabilidad para los humanos, o sea la que más atenta de forma inminente contra el derecho a la vida.
Fue especialmente inaceptable la reacción del ejecutivo a las palabras del Ministro Garzón en el periodo previo a la publicación de este informe, en enero de 2022 y las inaceptables declaraciones del presidente del gobierno “A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible”, lo que supone una defensa sin paliativos de la más devastadora industria de la Tierra, equivalente a salir en defensa del tabaco, los combustibles fósiles o las armas de destrucción masiva, todo junto.
La manera inaceptable del gobierno de silenciar y eludir esta cuestión, y seguir fomentándola, con una visión manifiestamente invertida de la realidad, se ve también en su respuesta a la carta abierta de Futuro Vegetal, de las mismas fechas que este informe, abril 2022, donde se limitan a reivindicar el aporte económico de la ganadería y a aludir a irrisorias medidas técnicas de mitigación. La (ir)responsabilidad de los ministerios de medioambiente, salud, consumo, presidencia, y agricultura solo puede ser calificada de criminal.
La reciente condena a España ante el TJUE por la contaminación del agua por nitratos y purines es una expresión más de la criminal inacción del gobierno en este tema fundamental. No se pueden seguir negando estas evidencias. Llevamos de hecho 5 décadas de retraso como mínimo.
La ONU reconoce desde hace años, al igual que 15.000 científicos, que la crisis ecológica es la mayor amenaza existencial para la humanidad y para el derecho a la vida de generaciones presentes y futuras, que la última ventana de oportunidad para evitarla era esta década que ya está pasando, y que el proceso se está acelerando mucho más de lo previsto habiendo alcanzado ya los 1,5 grados temidos para fin de siglo.
El caso de España es el más sangrante de Europa pues es el país que más carne consume, el que más nuevas granjas y macrogranjas está permitiendo y el más sujeto a desertificación. La mayor fuente de escasez y contaminación de agua es sin duda la ganadería y sus cultivos asociados, que son el 70% del total de cultivos, por lo que un kilo de carne requiere más de 15.000 litros de agua.
Tal como son descritos en este y otros más de 100 informes, los efectos de la alimentación de origen animal son manifiestamente más graves que la Covid-19, el tabaco y los combustibles fósiles, todo junto. Al silenciar este problema y seguir alimentándolo el gobierno español podría estar cometiendo crímenes de lesa humanidad. Por ello las asociaciones promotoras del informe Alimentos de Destrucción Masiva ha lanzado una demanda ante el tribunal de Estrasburgo contra España y otros 45 gobiernos por promoverlas y silenciar sus efectos.