ORGULLO MUTANTE – MUTANT PRIDE
Cuerpos irreductibles en la era del hipercontrol – Irreducible Bodies in the age of Hypercontrol
Hacia una política Dionísiaca de la Salud Planetaria – Towards a Dionysian politics of Planetary Health
GUERRILLA MUTANTE
MARIKATRANSPUT@BOLLOECOVEGANIMALOCAMESTIZHACKERNOBINARIE#*!?)/+…
A LAS CALLES CONTRA LA PLAGA LGTBI+FÓBICA DIVERSOFÓBICA SEXOFÓBICA
UNIDADES MÓVILES DE VACUNACIÓN CONTRA EL VIRUS DE LA LGTBI+FÓBIA
VIRUS DE LA LGTBI+FÓBIA: PANDEMIA GLOBAL – AMENAZA PARA LA EVOLUCIÓN
#YoTambienSoyUnMariconDeMierda #JusticiaParaSamuel – Samuel Luiz, 24 años, asesinado por maricón, la madrugada del 4 de julio de 2021 en A Coruña
¿Qué es la LGTBI+Fóbia?: la fóbia de maricas, bolleras, trans, put@s, poliamorosas, nudistas y todo el que se sale de la norma machista, heterosexual, patriarcal, diversofóbica, sexofóbica y somatofóbica. Es una anomalía contra-evolutiva surgida con el colonialismo, una grave amenaza para la biodiversidad y la evolución, y está intrínsecamente asociada a la disrupción planetaria que nos lleva camino a una extinción en masa. Por lo general las personas LGTBI+Fóbicas son unas reprimidas y necesitan una terapia contra la LGBTI+Fóbia para salir del armario.
¿Como combatirla?: Primera fase: afirmación de grandes categorias históricamente negadas y oprimidas. Muchas de las políticas se quedan aquí. Segunda fase: proliferación de especies de biodiversidad sexual nuevas o amenazadas, que salen a la calle y se rebelan. Unas luchan por la igualdad dentro del sistema y otras por la diversidad rabiosa y contra la asimilación en el sistema. Hoy por hoy minoritaria. Segunda fase (complementaria a las anteriores): desafiar toda categorización en la era de la vigilancia digital, proliferando en la mutación irreductible de los cuerpos: variación de movimientos y percepciones, no de categorias y formas, experimentando con acoplamientos y mutaciones infinitas. Un movimiento por venir.
Se precisan terapias y vacunas contra la LGTBI+Fóbia para Santiago Abascal, Viktor Orban, Vladimir Putin y todos los líderes LGTBI+Fóbicos, que están llevando al planeta a la extinción. – CAMPAÑA DE VACUNACIÓN CONTRA LA LGTBI+FÓBIA
La lección de Hungría: un país que fuera pionero en derechos LGTB y que ahora es pionero en LGTBI-fóbia, en la estela de Rusia y Polonia… ¿quienes serán los siguientes en Europa?
Manifiesto del orgullo Mutante/Metasexual/Metahumano
Una crisálida mutante aparece en la marea del orgullo…
El orgullo LGTBIQA+ 2021 en Madrid, el orgullo por la Ley Trans, el orgullo pandémico…
En tiempos del capitalismo de la vigilancia, del retorno del fascismo y de la era de pandemias…
Libertad corporal frente al fascismo digital!
Indeterminación corporal frente a los cuerpos calculables!
Frente al dominio antropo-tecno-falocéntrico: devenir animal metahumano…
Frente a la distopia de control de la Inteligencia Artificial…. la r/evolución de la Inteligencia corporal .
IC frente a IA…
Un despertar de los cuerpos fluctuantes tras milenios de atrofia sensorial.
Hacia evoluciones de variación infinita… en la mínima fluctuación del movimiento.
Ni humano ni cyborg…. soy perra y enjambre molecular…
Ni hombre ni mujer…. microsexos metahumanos…
Decolonizar la percepción… mestizaje transespecie…
Animalistas, neurodiversas, perras, mutantes… movilizar vuestras fluctuaciones ilegibles, contra toda violencia planetaria…
La evolución es variación y simbiosis: el sexo es solo mutación.
Somos hijes de 4.000 millones de años de orgías bacterianas.
El ente que se fija, imponiéndose, es contraevolutivo.
La explotación del planeta, las especies y los cuerpos es efecto de esa inmovilidad milenaria.
Una cultura de cuerpos empobrecidos, alineados con maquinarias pesantes que crean un planeta empobrecido.
Cuerpo empobrecido es planeta empobrecido: extinción.
Hay que dejar de percibirnos a distancias calculables y movilizar la propriocepción fluctuante de los cuerpos.
No basta cambiar las ideas: hay que cambiar la percepción, el movimiento.
Cada modo de componerse y sentirse, mutando bioquímicamente, es un modo de sexo: metasexual, metacorporal, danzante.
Cada cuerpo: un campo fluctuante que se acopla con otros cuerpos en variación infinita.
Cada modo de movimiento, un modo de pensamiento neurodiverso.
Movimiento mínimo en variación cualitativa: plasticidad afectiva.
Por les cuerpos no binaries, indeterminades y mutantes.
“No binario” no es una identidad, es un devenir…
¿Se puede ser no binaria?… No, más bien: ¡no ser binaria!…
Moverse más allá del dualismo inmóvil en mutaciones eternas.
Hace falta un retorno de la orgía evolutiva.
Mestizaje metasexual y metahumano… por una salud planetaria.
Desatar la put@ irreductible que late en lo más hondo de los cuerpos.
Para una política microsexual y metasexual.
Cada modo de acoplamiento con el mundo es un modo de sexo.
Cada sexo es una mutación=variación=composición=METACUERPO.
El futuro será orgíastico o no será.
¡LEY INTEGRAL TRANS YA! – ¡FURIA TRANS CONTRA TODA AUTORIDAD!
La Crisálida Mutante – The Mutant Cocoon
Performance con estructura Flexinámica de Jaime del Val / Reverso / Metabody, con el grupo del Orgullo Nudista en el Orgullo LGTBIQA+ Madrid, 3 de Julio de 2021 – Performance by Jaime del Val in the Madrid Pride 2021
Este 2021 finalmente aparecí con una de mis estructuras flexinámicas, del proyecto Metabody, que habia construido hacia un par de años sin darle uso todavía: alta, fluorescente, de pronto entendí que estaba esperando la ocasión del Orgullo, era perfecta para él. Nunca había participado en el orgullo asociando explícitamente mi trabajo artístico y de performer hasta ahora, solo de forma más casual. Pero este año, del orgullo pandémico y sin carrozas, con la amenaza fascista y de la vigilancia digital, con un grupo nudista menguante y con la revindicación por la ley TRANS, en la que casi se han incluido a las personas no binarias… parecía más urgente que nunca aportar una nota fuerte de locura, indeterminación, movimiento y color.
Durante más de tres horas caminé con la estructura, una extensión corporal flexible y ligera de tules transparentes y rosa fluorescente de casi 4 metros de alto, junto al grupo del Orgullo Nudista, desnudo y descalzo, en un trance animal, un devenir, moviéndome con la estructura, bamboleada por el viento, resistiéndome a las fotos cerrándome como capullo, o girándome como vórtice en torbellinos extraños.
Puedo caminar con la estructura, que se sostiene en el cuerpo mientras la muevo, aunque nunca había hecho algo tan largo y caminando con ella en el asfalto.
Voy maquillado con trazas informes plateadas, como un aborigen extraterrestre, reivindicando las mutaciones simbióticas, frente a los cuerpos alineados del capital y sus selfies, poses, coreografías y sonrisas estandarizadas.
Un homenaje postqueer a artistas precursores de mutaciones corpo-espaciales informes, kinestésicas y multisensoriales: Helio Oiticica, Loie Fuller, Iannis Xenakis, Janet Echelman…
La crisálida rosa materaliza y da vida al que ha venido siendo logo del proyecto Metabody.
Antifalo, útero, crisálida, capullo, máscara corporal… anti-hombre-de-Vitruvio… fluido rosa ilegible… el primer drag alienígena mutante, indeterminado, metasexual, transputa, extraterrestre, animal, simbiótico, desalineado…
Desfilando desde Atocha hasta Colón, el grupo conformó una extraña tribu decolonial, de aborígenes futuros, como se aprecia en la pose final en Colón, con el monumento y la bandera detrás.
Libertades corporales, con Madrid a la cabeza… (por ahora?)
España goza por ahora y desde 1988 (cuando se elimina el delito de escándalo público) de un limbo legal que permite el nudismo público, en principio en cualquier lugar (aunque algunos municipios legislen ilegalmente contra ello), algo impensable en la práctica totalidad de otros países del mundo, que han heredado la moral colonial y Victoriana global.
En 2013 en Madrid participó por primera vez un grupo nudista en un Orgullo LGTBIQ+, y desde entonces se han seguido celebrando, con altibajos, llegando en 2019 a una nutrida comitiva internacional con más de 60 personas. Solo recientemente se ha unido Berlín a la iniciativa. Por otro lado en San Francisco hay larga tradición de nudismo público, en parte de la mano de las radical Faeries, si bien amenazado en tiempos recientes.
Yo practico el nudismo público (y el sexo público) en la ciudad desde al menos 2006, con una variedad de actividades que han ido desde paseos espontáneos alrededor de la Gran Vía con el grupo Cuerpo Libre, a mis numerosas performances del Cyborg Pangénero / Microsexos y Metabody, sobre todo entre 2008 y 2014, y después con performances en calles de medio mundo, pasando por mis intervenciones en el Orgullo oficial y el crítico… y en los tejados y azoteas!
Tomar la calle desnuda, descalza, desalineada, mutante… es abrir la percepción. Nunca se olvida el lugar que se ha habitado así. Madrid puede dividirse para mi entre las calles y plazas que he habitado de ese modo (que son bastantes), y las que no.
Pulverizando los viejos debates activistas
En el movimento LGTBIQ+ se dan desde hace décadas debates sobre la respetabilidad con tintes claramente sexofóbicos, uno de los motivos por los que migré a movimientos Transputamaricabollos, donde no obstante el desnudo y el sexo público tampoco abundan (y creo que la idea de que esto es algo “masculino” encubre en realidad una sexofobia arraigada).
También abundaban los debates sobre incluir nuevas ramas del movimiento, pasando de gay, a lésbico y gay, añadiendo luego tres “t” de transexual, transgénero y travesti, la “b” de bisexual, la “i” de intersexual, la “q” de queer, y más recientemente la “a” de asexual, y con un signo “más” al final que apunta a un proliferación infinita de identidades.
Sin embargo me parece que hablar de identidades no es muy distinto que hablar de nichos de mercado neoliberal o algorítmico. El reto, me parece a mi, a aparte de un movimiento menos casto y más sexual, es el de espacios radicalmente transversales, donde prolifere la heterogeneidad y los cuerpos sean cada uno una multiplicidad que muta en sus composiciones con otros cuerpos.
En los movimientos queer encontré también muchos limites, nichos teóricos en torno a una performatividad liguística, y el mantra de la inescapabilidad de la representación. En las Radical Faeries en Portugal encontré recientemente límites con cuestiones transespecie entre otras. Siempre fuera de lugar, abundo en las disonancias internas de todo movimiento, su apertura permanente.
¿Para cuando un movimiento de mutantes, transversales, metasexuales? ¡No se trata de negar la posibilidad de asimilarse en nuevos nichos de identidades minoritarias a quien quiera hacerlo, la cuestión es ¿hay opción?!…
Desde la respetabilidad, o la moral fascista, se invoca claro está a los menores… Pero ¿cual no será la extrema perversidad de enclaustrar a los niños en una moral Victoriana, envenenándoles el cuerpo con odio hacia sí mismos? Esto es un crimen contra la evolucíón y el planeta y es la fuente de fascismos, totalitarismos… Las mentes enfermas de dominación son en realidad cuerpos empobrecidos que solo han aprendido a despreciarse.
No ya nudismo, sino sexo público y orgiástico más allá de los géneros es la condición de posibilidad de una política metasexual y metahumana, una política Dionisíaca para una salud planetaria. Solo recobrando un cuerpo infinito en su capacidad de variación podemos deshacer la disrupción planetaria de sistema técnicos de dominación que se basan en el empobrecimiento del cuerpo, inmóvil y atrofiado.
El sexo-género binario es el espejismo de una percepción empobrecida, el espejo de un cuerpo empobrecido y la cuna de un planeta basura.
El sexo-cuerpo irreductible solo puede ser orgiástico.
¿Mi identidad?: ¡orgiástica!
Pero eso no es identidad, es devenir.
25 años de activismos mutantes
Entre 1997 y 2000 alterné entre Cogam y Azione Gay e Lésbica de Florencia, donde vivía, mientras iniciaba la revista Reverso y me movía en eventos como la UEEH de Marsella. Evolucionando hacia los movimientos queer más radicales sería años más tarde hacia 2010 y 2011 cuando inicié el grupo Cuerpolibre con acciones de sexo público y nudismo público, en defensa del trabajo sexual contra toda sexofobia y en grupos de Poliamor, con activismo anti-monogamia.
Con el 15M participé hiperactiva en la asamblea Transmaricabollo y promoví la de las Zorras Mutantes, en cuya estela sigo hoy… Participando ocasionalmente en grupos maricas o con la Radical Faeries mientras hacía performances Post-queer, a veces colaborando con amigas como Diana Junyent Torres “pornoterrosita” (y en alguna bode ecosex de Annie Sprinkle y Beth Stephens), si bien ajeno al nicho “post-porno”, con propuestas microsexuales que planteaban una política no del contenido sino de la estructura de la percepción.
Participando en festivales como Xplore y coqueteando con todo tipo de practicas minoritaras y pansexuales (pero ajena también por completo al fenomeno Chemsex y lo que le rodea), colaborando con colectivos y artistas de Chile (La Punta de Lengua, que noches aquellas en Valpo, Angélica!), Colombia (Yecid querida), México (con Sayak Valencia, Nadia y Diana), trabando contacto don las Faeries de San Francisco y Portugal y promoviendo clubes de filósofos prostitutos, y como cyborg pangénero no binarie desde antes de 2008… paseo mi desnuda, orgiástica, jubilosa, extática, aguerrida y filosófica putivez por el planeta, esperando que surjan acoplamiento extraños e inesperados para mutaciones sin fin.
UNA VIDA DE ORGULLOS – A LIFE OF PRIDES
Cada año, cuando llega el orgullo LGTBIQAPSM+[1] me confronto con el dilema de como participar (y de si participar), algo ya tan crónico e inevitable como una gripe estacional. Desde hace casi veinte años he participado en el orgullo crítico alternativo, a veces como promotore, habiendo llegado a organizar en tiempos del 15M un orgullo ultracrítico (con el crítico). Pero también he permanecido fiel a participar en el Orgullo “oficial” o mainstream, el institucional, mercantil y fiestero, en cuya organización también participara hace más de 20 años, antes del 2000 y de que se convirtiera en la gran fiesta capitalista de hoy.
Hay algo irracional que me lleva cada año, como un religioso acto de Fe, a participar en el Orgullo, siempre de alguna forma improvisada, más o menos performática: algunos años ha sido con el cuerpo desnudo pintado de fluorescente y nada más, con una estética rabiosa pero informe y abstracta, similar a aquellas portadas que realicé para la revista Reverso (y también a mis cuadros y mundos virtuales), un cuerpo grafiteado, indeterminado, de cuyos trazos informes emergen a veces letras y eslóganes en defensa del la libertad corporal radical, del orgullo transputamaricabollo, contra el capitalismo rosa…
Cuerpo y extrañas ropas recortadas, monos mutantes irreconocibles: todos grafiteados de símbolos desfigurados de hombre, mujer, trans entrelazados… símbolos de poliamor pansexual que se convirtieron en el logo del grupo Cuerpolibre, y de la bandera de la asamblea Transmaricabollo, que yo pintara y que guardo y uso todavía.
Otras veces he ido desnuda con armazones punk y cámaras de vigilancia denunciando la vigilancia digital en la que los cuerpos tan dócilmente se asimilan. Me muevo en general por libre, recorriendo toda la manifestación varias veces de arriba abajo, solo a ratos con el grupo nudista o uniéndome a las putas, no binarias y otros colectivos minoritarios, como un duende dionisíaco que va por los límites de lo que esta celebración permite, siempre explorando fronteras…
Antes de eso participé alguna vez con mi novio del momento e incluso con mi madre desfilando con pancarta propia y algún aderezo fluorescente, entre las asociaciones, con lemas críticos contra el orgullo capitalista y defensores de una pluralidad más radical que con los años en todo caso ha ido floreciendo. Algún año me permití el lujo de ir en plan de fiesta a disfrutar como una más, aunque siempre desnuda. Y un año solo también me permití la herejía de no ir (y siempre sin pensarlo, siempre “se hacia” lo que fuera, dejando al cuerpo hacer).
Cada año también asisto al orgullo crítico, que se fortaleció desde el 15M donde hicimos finales glorioso en Sol, subido yo desnuda a la osa y el madroño, o con el bloque ultracrítico y el orgullo put@. En una ocasión fui con mi compañero transespecie, perro, atado yo a él con un collar negro al cuello, en una inversión antiespecista, y con un sombrero-sombrilla arcoiris chino disonando con mi camiseta negra transparente.
Participar “críticamente” en el orgullo capitalista no es nuevo, muchas llevamos años haciéndolo, pero para mi no es solo una cuestión ideológica frente al capitalismo rosa, la cuestión es mucho más compleja y profunda. El dilema es múltiple ya que por un lado he comprobado como el evento devora cualquier cosa que se haga en él convirtiéndola en espectáculo, carnaza de selfies estandarizados que eliminan el aspecto improvisatorio y radical, siendo un reto siempre ver como hacer algo inasimilable para el público y los medios.
Una de las cuestiones más molestas es la violencia de las fotos, a la que empecé a contra-atacar hace años fotografiando yo al público que fotografiaba mi desnudez, móvil en mano, continuamente, acercándome a ellos, o llevando una cámara de vigilancia en un armazón alto.
El comentario sobre la vigilancia ha sido uno de mis temas recurrentes, pero también mi filiación con movimientos transputamaricabollos, la reivindicación del sexo público o la búsqueda de algo mas ilegible y monstruoso, pero siempre desnudo y descalzo en el asfalto salvaje.
Desde 2013 colaboro con el grupo del Orgullo Nudista que es la rama del movimiento con la que más contacto tengo últimamente, como parte de las a menudo olvidadas reivindicaciones de libertad corporal-sexual en movimientos que aun hoy pueden manifestar tendencias sexofóbicas.
Acabamos a menudo desnudos en grupo (o yo sola) por las calles atestadas de Chueca, desnudas toda la noche en calles y bares, aprovechando la locura del dia y su apertura libérrima. A veces he ido desnudo en la manifestación con amigos que a pesar de ser muy radicales contemplaban primero azorados mi desnudez pública. Me gusta resaltar esa disonancia: como en la supuesta radicalidad del evento sigue habiendo límites en los que el cuerpo desnudo en la calle, sobre todo si es nómada, genera estupor, lo que me reafirma siempre en la necesidad de revindicarlo. Y pequeños actos de microsexo público surgen ocasionales, roces y contactos, gente que se excita al verte y se acerca a tocarte, resonando con el aura de puta orgiástica que emano… y para escándalo de las nudistas mas sexofóbicas.
Está, claro, la duda siempre de si quiero aparecer apoyando este evento como performer marginal y “vanguardista” que se supone que soy y en general me acabo riendo de todos los esnobismos de mis colegas y apareciendo como quiero, aun sabiendo que desde fuera pocos van a entender el dionisíaco desalineamiento que propongo.
Es también un momento anual (como la Navidad o el reverso de esta) para explorar las propias evoluciones y contradicciones frente a estos dilemas eternos y epocales, donde sacar a relucir aspectos de un múltiple yo… el yo puta y multicolor… Aunque siempre intento que el orgullo sea 365 dias al año… Un momento para tomarle el pulso a las libertades en esta ciudad libérrima de Madrid (habiendo participado también en orgullos de SF, México o Berlín, casualmente si me encontraba allí por trabajo), intentando aportar una gota de extrañeza alienígena en este carnaval de los cuerpos, explorando siempre lo liminal, límite y fronterizo, los limites de cada evento… pero afirmando finalmente el acto de toma de las calles por la marea de cuerpos diversos: emergen un día al año tribus y también solitarios nómadas que expresan su loca singularidad, la armada mutante… viviendo las contradicciones epocales que se expresan en el evento y en mi misma… afirmando la diversidad festivamente en el asfalto mientras veo proliferar los gestos homogéneos de selfies… activando el metacuerpo del evento donde aun siempre hay pie para algo nuevo… un fugaz retorno de la orgía en nuestras sociedades hipervigiladas…
El orgullo resume también mis historias de amores y desamores, de los novios con los que fui, involucrándolos más o menos en mis propuestas locas, y las veces en las que he ido solo o con amigos, grupos y colectivos. Una vida de orgullos: de anhelos, amores, luchas, políticas y mutaciones… (Y revisando las fotos resurgen memorias de eras pasadas.)
Y sigo a vueltas con mis vacíos y anhelos… siempre inacabado… cada año con la misma inquietud confrontando el dilema del orgullo, como si fuera la primera vez, signo de que eludo el acomodamiento.
Y está siempre el conflicto de saber que tu yo puta-orgiástica-planetaria horroriza a personas que te quieren… siempre dividido, en desarraigo, pero afirmado….
¿Qué haré este año si voy? De nuevo apoyaré al grupo nudista… pero hasta el último minuto la cosa no se decide, irracionalmente, aun por la calle de camino al encuentro se va decidiendo, y luego se improvisa todo el tiempo…. improvisar…
Esa mezcla inimitable de reivindicación y desbordamiento, de política dionisíaca, de cuerpo y sexualidad y de diversidad radical convertidas en política… mezcla de orgía y capitalismo de la vigilancia… Mezcla de exhibicionismo individualista anhelante de atención y de expresión exhuberante de las variaciones del cosmos y simbiosis evolutiva… Mezcla de cuerpos anhelantes de amor y de exhuberancia puta, revindicada y expresada…
Reviso mi arsenal de camisetas locas, reivindicativas, muchas de ellas pintadas o “tuneadas” por mi, fluorecentes, sexys, putas, kinky… y que a menudo uso durante el año, en ese orgullo continuo de todos los dias…
Todas ellas pintadas en su día en un irracional gesto inacabado, sin saber en que zona de mi yo indeterminado se inscribían, resurgen ahora como trozo de vida vibrante, como puzles de un yo infinito y complejo que está siempre mutando y que vuelvo a redescubrir, desde sus lados fetish a los fluorescentes y punk. Y las saco de nuevo del armario, hacia nuevas vidas sin límite.
También he visto toda la evolución del orgullo desde que empezara a cobrar fuerza antes del 2000 hasta convertirse en uno de los mayores del mundo, culminando en el World pride de 2017, al que asistí junto a Shu Lea Cheang, y ahora resurgiendo en la pandemia y el fascismo y la vigilancia digital.
El Orgullo, en sus diversas manifestaciones a nivel mundial, es un evento único donde se cruza la política y una corporalidad sexual festiva que afirma su diversidad, una resonancia de pluralidades irreductiblemente diversas: kinky, drag, sexy, serios… cada cuerpo se crea sus mejores disfraces y galas para aportar desde su creación punk y sus cuerpos diversidad a la gran fiesta… Carnaval? Sí, por qué no…. pero como retorno dionisíaco de lo orgiástico, de los cuerpos irreductibles que se afirman su movimiento de mutación indeterminable e infinito. Armada jubilosa de mutantes. Política dionisíaca.
…
La noche después, el rio de cuerpos inunda Chueca y yo camino desnude entre el gentío hasta encontrarme algún lugar, generalmente en la calle Pelayo ante el antiguo Eagle, ahora Organic, donde crearme un lugar de baile y contacto… bailando, rozando… un lugar para situaciones inmanentes y emergentes y para el retorno de lo orgiástico… el coro dionisíaco… el sexo público…
Memorias espaciales de los cuerpos que desbordan la calle de un deseo excesivo, que llenan los ángulos muertos de nuestros espacios rectilíneos de sexualidad informe, propioceptiva, desbordada… microsexos…
Y el día después aun quedan ecos, resonancias, en la ciudad, en el metro… que esa resonancia del día después se extienda infinita al resto del año…
Y al fin y al cabo ¿no es el águila, el símbolo del orgullo, uno de los dos animales del Zarathustra de Nietzsche?… ¿Qué significa orgullo? Un modo de afirmación, un reverso de la negación.
[1] Lésbico, gay, trans, bisexual, intersexual, queer, asexual, put@, poliamoros@, promiscu@, seropositiv@, metasexual/microsexual/mutante/metacorporal + bdsm, orgiástico, del sexo público, nudista, loco, neurodiverso, mestizo, migrante, anticapitalista, decolonial, animal, planetario, simbiótico, infinito…