LOS INCENDIOS SE APAGAN EN TU PLATO
La ganadería extensiva como causa primordial de la destrucción de la Amazonía, de incendios globales para deforestar, y del colapso climático asociado.
Resumen
La deforestación tropical en todo el mundo, sobre todo en la Amazonía, y sus masivos incendios asociados, tiene una causa primordial y silenciada: la ganadería extensiva, seguida a cierta distancia de los cultivos de soja, que también son en un 76% para “ganado” (un término especista que reduce al animal a objeto de explotación y se refiere solo a dicha actividad de explotación) tanto intensivo como extensivo, y, muy lejos de estos, la minería y resto de impactos.
El 80% de la deforestación amazónica en Brasil es para pastos que alimentan a los animales destinados al matadero, y la ganadería es responsable de la mitad de todas la emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de Brasil. Sumando la soja, que es en un 76% para ganadería, cerca del 90% de la deforestación amazónica es para animales usados como alimento por humanos.
Esto lleva a la Amazonía al borde del colapso, con consecuencias catastróficas para el cambio Climático.
Detrás hay grandes multinacionales como Cargill, y sus clientes, como McDonalds.
También en el Estado Español en torno al 70% de incendios son provocados para crear pastos de ganado.
Desde el colectivo Rebeldes Indignadas desmontan los bulos del Lobby Ganadero para justificar la “limpieza de monte” y su uso para pastoreo.
Desde Rebeldes Indignadas se hace un Llamamiento a la Acción: a dejar de comer productos animales, a boicotear a las marcas que comercian con productos de la deforestación, a denunciar su greenwashing, a denunciar al lobby ganadero, y a denunciar a los Estados que permiten estas actividades.
Arde la Amazonía
Arde Brasil. Este verano de 2024 está siendo especialmente devastador en la región amazónica, debido a que una ola de incendios forestales sin precedentes está asolando una gran extensión de este ecosistema. Durante el mes de agosto se han descrito más de 28.697 focos, lo que indica que estamos ante fuegos provocados, que, actualmente, avanzan sin control hacia Bolivia. Toda la amazonía arde.
La cuenca amazónica está formada por el río que le da nombre y los cursos fluviales que vierten en él. A través del cielo circulan los llamados “ríos atmosféricos” o “ríos voladores” cuya función consiste en transportar la humedad generada en el bosque tropical amazónico a otras regiones del continente, donde originan lluvias; la magnitud de los incendios es de tal calibre que estos corredores celestes se han transformado en un inmenso flujo de humo y partículas en suspensión visible desde el espacio.
La quema intencionada de la Amazonia no es algo nuevo, solo se intensifica en su destructiva magnitud. Las razones son eliminar la vegetación para facilitar el desarrollo de actividades humanas, ante todo la ganadería extensiva, seguida del cultivo de soja, utilizada sobre todo como pienso que servirá para cebar a los animales domesticados que acaban en los mataderos y luego en los platos de países ricos.
La destrucción amazónica, que tanta indignación despiertan en las redes sociales, y que es uno de los mayores problemas ecológicos del planeta, fuente primordial de extinciones masivas y cambio climático, está ante todo relacionada con el consumo de productos alimentarios de origen animal.
La realidad oculta tras los incendios
La devastación de este bioma tiene lugar a lo largo de la zona conocida como el Arco de Deforestación del Amazonas, una franja del territorio que incluye las infraestructuras relacionadas con la industria alimentaria de la explotación animal. Según un informe de la organización Mighty Earth,
“…el incentivo para la destrucción proviene de compañías internacionales de carne y soya a gran escala como JBS y Cargill, y las marcas globales como Stop & Shop, Costco, McDonald’s, Walmart / Asda y Sysco que les compran a estas y les venden al público. Son estas empresas las que crean la demanda internacional que financia los incendios y la deforestación. Tanto la demanda nacional e internacional de carne como de cuero han impulsado la rápida expansión de la industria ganadera en la Amazonía. De 1993 a 2013, el rebaño de ganado en el Amazonas se expandió en casi un 200%, llegando a 60 millones de cabezas de ganado. Si bien la deforestación causada por la actividad ganadera se había reducido gracias a la acción del sector privado y del gobierno, la nueva ola de deforestación de este año muestra que las grandes compañías internacionales de carne y cuero y sus clientes y financieros continúan creando mercados para el ganado proveniente de la deforestación. Los efectos de esta demanda se pueden ver en la concentración de áreas deforestadas cerca de los mataderos y las carreteras que tienen acceso a los mataderos.”
Mapas de fuegos, mataderos e industrias de soja del estudio citado de Mighty Earth.
“Las cadenas de suministro de soja funcionan de manera diferente al ganado. Gran parte de la ola actual de deforestación ha ocurrido cerca de BR-163. Los grandes productores de soja la transportan por la autopista BR-163 hasta el puerto principal de Cargill en Santarem, donde la embarcan y se envía a todo el mundo para alimentar al ganado en Europa, China y otros lugares.”
“La crisis de deforestación en Brasil y Bolivia no estaría ocurriendo sin compañías como Cargill, Bunge y JBS y sus clientes, compañías como Stop & Shop, McDonald’s, Burger King y Sysco, que crean la demanda del mercado que financia la destrucción de los bosques.”
Destacan aquí la empresa Cargill, considerada la más dañina por Mighty Earth como se expone en sus informes The Ultimate Mystery Meat y Still at It, seguida de JBS y Marfrig; y su principal cliente, McDonalds, que según el estudio citado de Mighty Earth es un mero escaparate de Cargill. Otros clientes a resaltar incluyen Burger King, Carrefour, Nestlé, Costco, Casino, Subway, Aldi, Danone, Marks & Spencer, Walmart, E.Leclerc, Sysco, Ahold Delhaize y sus marcas Stop & Shop, Giant, Food Lion y Hannaford en los Estados Unidos y Albert Heijn, Delhaize, Etos, Albert, Alfa-Beta y otras en toda Europa. Dichas compañías suelen tener campañas de Greenwashing y supuestos compromisos de sostenibilidad que es preciso denunciar.
Empresas detrás de la destrucción y sus clientes, del estudio citado de Mighty Earth.
Cifras apabullantes y silenciadas, tendencias al alza
La ganadería es, con enorme diferencia, la principal fuente de deforestación tropical. Según el estudio de Pendrill et al 2019 el 41% de toda la deforestación tropical mundial es para crear pastos de ganadería extensiva, 2.1 millón de hectáreas anuales, equivalente a la mitad de Holanda, cada año. Pero el porcentaje sube en la Amazonía: un 60% del total, y aun más en Brasil, con un 72% de toda la deforestación y 1,2 millones de hectáreas por año siendo para pastos de ganado que en muchos casos se exporta a países ricos del norte global.
Gráfico de Ourworldindata con datos de dichos informes.
El estudio de Bustamante et al 2012 eleva este porcentaje al 80%. Y afirma que la ganadería es responsable de LA MITAD de todas las emisiones de GEI de Brasil contando solo deforestación, quemas de pastos y el metano de la digestión (fermentación entérica) de los rumiantes, sin incluir otras emisiones de transporte o procesamiento. “The consolidated emissions estimate lies between approximately 813 Mt CO2eq in 2008 (smallest value) and approximately 1,090 Mt CO2eq in 2003 (greatest value). The total emissions associated with Amazon cattle ranching ranged from 499 to 775 Mt CO2eq, that of the Cerrado from 229 to 231 Mt CO2eq, and that of the rest of the country between 84 and 87 Mt CO2eq.” Como se ve la inmensa mayor parte de las emisiones asociadas a la ganadería son en la Amazonía seguida de Cerrado, y multiplican por más de 15 las emisiones asociadas a cultivos de soja en la Amazonía, que ocuparían también aprox. 15 veces menos extensión de deforestación anual, con unas 76.000 has en 2020.
Pero es que además las emisiones GEI por la deforestación amazónica están en plena expansión, aupadas por las políticas de la era Bolsonaro. Está por ver qué cambios surgen con el actual gobierno de Lula si bien será difícil un pulso a la mayor industria del país, la agroganadera.
Según Reis et al 2023 en 2020 se exportaron 3,2 millones de toneladas de carne asociadas a 950.000 hectáreas de deforestación amazónica en Brasil solamente, dichas exportaciones estarían asociadas a 340Mt de CO2 por deforestación solamente, el 37% de todas las emisiones por cambio de uso de suelo del país. Los tres mayores comerciantes de “carne de vacuno”, JBS, Minerva y Marfrig, son responsables de más de 400.000 hectáreas de deforestación. Además están las terribles exportaciones en vivo de animales con cerca de 500.000 al año exportados desde Brasil.
Y la deforestación sigue aumentando exponencialmente, también por la especulación con la tierra, y las normativas de protección y contra productos que tengan origen en la deforestación no están sirviendo para frenar la tendencia pues solo afectan a parte de la cadena de producción y distribución. Según Reis et al 2023,”[…] The amount of cattle deforestation and land conversion increased from 590,000 hectares (ha) in 2016 to 948,700 ha in 2020 – a 60% increase – while the total area of pasture actually decreased from 164 Mha in 2016 to 162.5 Mha in 2020, and total beef production also decreased from 10.2 million tonnes in 2016 to 9.8 million tonnes in 2020. The use of unproductive cattle ranching for land speculation may explain this apparently contradictory trend. This suggests that cattle farming, whether for beef production or land speculation, continues to be the main driver of deforestation and conversion.”
También en Colombia, según el estudio de Murillo-Sandoval et al, la ganadería extensiva es con enorme diferencia la principal fuente de deforestación tropical, con 3 millones de hectáreas deforestadas para ganado, lo que representa nada menos que 60 veces más superficie que la dedicada a la siguiente principal actividad asociada a la deforestación en el país: los cultivos de coca. Gran parte de dicha actividad es ilegal y en otros casos se usa como blanqueo para ganancias de la coca o conversiones de actividades ilegales a legales. Así como los cultivos de coca están estabilizados, la conversión de suelos para pastos de ganado ha experimentado un aumento exponencial y se espera que siga haciéndolo. Según el estudio del SINCHI en 2023 entre 2,1 y 4,3 millones de hectáreas más de selva colombiana podrían perderse hasta 2040, en solo 17 años. En Perú la situación es similar, como lo es en el resto de países con selva amazónica.
La Soja
Además, Pendrill et al afirman que en países como Argentina o Paraguay el otro tercio de la deforestación tropical es para cultivos de soja, de los que, según el estudio de Fraanje y Garnet un 76% también es para alimentar animales no humanos explotados (en avicultura, ganadería intensiva y extensiva, acuicultura y otros).
Según Reis y Prada 2022, la soja ha sido la causa de un 43% de toda la deforestación en Brasil, no solo tropical, en 2018 (686.000 has de un total de 1.6 millones), y un 31% en 2020 (562.000 has de un total de 1,83 millones), ubicada sobre todo en Cerrado y la Pampa, más que en la Amazonía (260.000, 196.000 y 76.000 has/año respectivamente), si bien Cerrado y la Amazonía son donde más CO2 se emite por la deforestación asociada, con en torno a 40Mt/año en cada zona; y la soja representaría un 11% de las emisiones de GEI de Brasil por cambio de usos de suelo. Esta tendencia de la soja a estabilizarse mientras el total de la deforestación sube se explica por el aumento exponencial de los pastos, que la nueva ley europea, como veremos, favorece. Un 78% de la soja brasileña se exporta, sobre todo a China, y con la participación primordial de las antes mencionadas multinacionales del norte global, como Cargill, Bunge y ADM, estas últimas asociadas ellas solas a más de 110.000 has de deforestación en 2020.
El destino de la soja amazónica no solo son las macrogranjas o las explotaciones calificadas como industriales; en las instalaciones de ganadería extensiva también se utiliza pienso convencional cuando la falta de lluvias o cualquier otra circunstancia provoca escasez de pasto, lo que ocurre prácticamente todos los años. De hecho, en la industria de la explotación animal no hay una diferencia clara entre lo intensivo y lo extensivo, siendo lo habitual una mezcla entre ambos modelos.
En todo el continente un 9% de toda la deforestación hasta 2016 sería para soja, según el estudio de Song et al. Según Pendrill et al 2022 entre 90-99% de la deforestación tropical mundial es para agricultura de la cual un 25% se exporta y más del 50% es para alimentar animales explotados, sobre todo con pastos, seguidos de soja. A menudo el suelo deforestado tarda en convertirse al nuevo uso, asociado a la especulación. En la Amazonía el porcentaje destinado a pastos y soja es mucho mayor que en el resto de bosques tropicales. Sumando pastos y cultivos de soja, cerca del 90% de la deforestación amazónica es para alimentar animales destinados al matadero, y creciendo.
Mapa de Globalforestwatch, en rosa el suelo deforestado.
Colonialismo Europeo Ecocida: Viejo y nuevo
Por otro lado, la ganadería en América Latina es una de las más problemáticas herencias española y colonial: “El ganado llegó a América con los españoles en el siglo XVI como un producto indispensable para la alimentación de los conquistadores, consumidores de carne y trigo. Los indígenas no tenían animales domésticos y las proteínas de su dieta las proveían de la caza de especies silvestres y la pesca, suficientes para el sustento de poblaciones limitadas por su hábitat”. Gran parte de la dieta de dichas comunidades indígenas se ha basado históricamente en la recolección y en una relación respetuosa y profundamente conocedora de los ecosistemas, siendo dichas comunidades reconocidas por los informes del IPCC o el IPBES de la ONU como guardianes de la biodiversidad y ejemplo a seguir ante la crisis climática. Sin embargo, ahora cada vez más, el ganado es una amenaza para dichos pueblos y sus tierras ancestrales, que habitan sin explotar. El reconocimiento histórico que el Tribunal Supremo de Brasil hizo del derecho de los pueblos originarios sobre sus tierras ancestrales en 2023 parece que tiene un largo camino por delante antes de hacerse realidad.
Esto es especialmente grave teniendo en cuenta que la selva amazónica podría estar al borde del colapso, con consecuencias planetarias catastróficas, siendo uno de los más preocupantes puntos de inflexión inminentes del cambio climático. Además, siendo el lugar con más biodiversidad de la tierra, esa deforestación está suponiendo una amenaza y extinción para miles, o decenas de miles de especies, muchas de ellas probablemente sin catalogar, y sus ecosistemas. La deforestación, el cambio de uso de suelos y sus actividad asociada es la principal fuente de emisiones de CO2 en el continente, y de destrucción de reservas para absorber carbono, en plena escalada exponencial de la crisis climática.
La principal causa de esta destrucción extrema es alimentar a miles de millones de animales explotados que acaban en el matadero, son mutilados, matratados y a menudo exportados en vivo miles de kilómetros en condiciones espantosas, para acabar sirviendo de alimento de humanos, sobre todo en países ricos. Lo cual es especialmente inverosímil si se tiene en cuenta que la dieta basada en explotación animal es la principal causa de enfermedades humanas.
Hasta hace poco casi toda la soja importada por Europa procedía de la deforestación. Y la nueva ley europea que prohíbe la importación de productos de la deforestación como la soja tiene varios coladeros que permiten que los países europeos sigan importando animales alimentados con pastos y cultivos de la deforestación. Esto demuestra una vez más la falacia del Pacto Verde europeo, siempre interesado en satisfacer a las industrias y aplacar sus ánimos. Se sigue expandiendo el modelo colonial por el que Europa se lleva el ecocidio fuera de su territorio pero lo sigue alimentando.
Todo ello podría suponer crímenes de lesa humanidad y contra el total de la vida por parte de los Estados de la UE y resto de Estados del mundo por promover estas industrias ecocidas, explotadoras y genocidas.
En España, parecido: Incendios para pastos
Pero esta misma causa, el consumo de productos de origen animal, también tiene que ver con los incendios provocados en muchos otros países, incluido el Estado Español. A modo de ejemplo y según publicación del periódico “La Voz de Asturias”, “El 67,5% de los incendios forestales investigados en Asturias en 2022 fueron provocados por pastores y ganaderos para regenerar y favorecer el crecimiento del pasto y menos del 1,8 se debió a quemas controladas, según refleja el plan de prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales de 2024. El plan, publicado en el Boletín Oficial del Principado, incide en que la regeneración de pastos mediante prácticas ganaderas ha sido la causa de mayor superficie quemada intencionalmente.”
La última ocurrencia para justificar la explotación animal ha sido combinarla con los polígonos industriales fotovoltaicos que arrasan el suelo rural; los animales harían el trabajo de prevención de incendios consumiendo la vegetación herbácea que crece bajo las placas. Esta iniciativa se llevó a cabo por parte de Iberdrola en el polígono fotovoltaico ubicado en Ceclavín (Cáceres), que ocupa 765 ha mediante el uso de 600 ovejas. El lamentable resultado ha sido que, efectivamente, el riesgo de incendio se materializó en un fuego que calcinó 200ha bajo las placas, al parecer debido a que el pasto era excesivamente alto y duro, poco apetecible para los animales. Una vez más, la arbitrariedad humana asume que la naturaleza y sus habitantes existen para obtener el mayor beneficio económico posible aunque se trate de experimentos delirantes.
Sin embargo, lo que nos venden es que el monte está sucio y la ganadería extensiva es imprescindible para prevenir los incendios forestales, premisa que sigue la máxima del bombero pirómano: crear un problema y presentarse como solución.
Los bulos del Lobby ganadero para intentar justificarlo
Existe la creencia, ampliamente extendida y promovida por el lobby ganadero y sus científicos afines, de que la abundancia de matorral es perjudicial para el bosque porque contribuye a la propagación de los incendios forestales, provocados o no; en consecuencia, afirman que es conveniente “limpiar” el monte de maleza mediante el pastoreo, el mismo pastoreo que necesita eliminar ese estrato de vegetación para favorecer su actividad.
Esto es falso, un bulo sumamente perjudicial, como veremos a continuación.
Un bosque no es un conjunto de árboles, sino un complejo ecosistema constituido por una gran variedad de especies vegetales y animales relacionadas entre sí: el dosel, o estrato arbóreo y las formaciones de matorral, sotobosque o estrato arbustivo, conforman el hogar de numerosas especies animales.
Constituido por una mezcla de plántulas y árboles jóvenes, arbustos y plantas herbáceas, el sotobosque reviste una importancia fundamental en el desarrollo y mantenimiento del espacio forestal.
El dosel vegetal reduce la radiación solar, evitando así un rápido calentamiento del suelo y ralentizando la evaporación. Como consecuencia, la humedad en el sotobosque es mayor propiciando el florecimiento de hongos y otros organismos descomponedores, lo que, a su vez, favorece el reciclado de nutrientes y proporciona microclimas adecuados para muchos animales y plantas. Además, las especies botánicas que conforman el estrato arbustivo facilitan el enterramiento de semillas y la germinación de plantas, protegen el crecimiento de nuevos árboles, contribuyen a mantener el balance hídrico, mejoran la sujeción de suelo, representan el hábitat de numerosas especies: pequeños reptiles, insectos, etc., y son importantes productoras de frutos que suponen la base alimenticia de aves residentes y migratorias. El bosque es un sistema complejo; sin embargo, se tiende a simplificar este sistema transformándolo en un parque de árboles espaciados sobre un suelo desprovisto de vegetación. Al eliminar el estrato arbustivo, cambian las condiciones propias del bosque, alterando todo el ecosistema.
En realidad, la eliminación del matorral nada tiene que ver con la protección del ecosistema forestal. Por el contrario, si el pastoreo no es suficiente para despejar el bosque, se quema, o bien se provoca un incendio para sustituir el espacio forestal por alimento para los animales domesticados y que será habitualmente complementado con la soja amazónica.
Una Llamada a la Acción
Arde Brasil, arde el bosque mediterráneo y la escasa vegetación que logra crecer en instalaciones industriales.
Frente a la inacción de los Estados solo queda una opción, la acción ciudadana.
Desde Rebeldes Indignadas se propone:
- ante todo, dejar de comer productos de la explotación animal,
- boicotear a las marcas mencionadas clientes de Cargill y las compañías que destruyen la Amazonía: McDonalds, Burger King, Carrefour, Nestlé, etc.,
- denunciar en los tribunales y medios sus prácticas de Greenwashing, al presentarse como sostenibles,
- denunciar al lobby ganadero en todas sus formas, incluidas sus ramas de desinformación científica,
- y denunciar a los Estados que permiten y silencian este ecocidio.
Se anunciarán en breve campañas y acciones en estas líneas.
Los incendios de Brasil y España, el colapso de la selva Amazónica, el cambio climático, las extinciones masivas, la explotación animal y sus efectos nocivos en la salud humana, comienzan en tu plato. Las personas de Europa y los países del norte global deben tomar la iniciativa.
Los incendios no se apagan en invierno.
Los incendios se apagan en tu plato.
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Comunicado y estudio de Rebeldes Indignadas, realizado por:
- Rosa Mas, bióloga y activista, conocida defensora de los derechos animales en Valencia y Castellón.
- Jaime/Jaym* del Val, filósofe y activista conocide por cuestiones como la paralización del hotel del Algarrobico y autore del informe Alimentos de Destrucción Masiva.